El presidente de Arquitectos de Urgencia, Patrick Coulombel, que pasó doce días en Haití, preconiza reconstruir Puerto Príncipe de una forma “sencilla”, utilizando “materiales de calidad”, capacitando a la población y suministrándole asistencia técnica.

Poco después del terrible terremoto que destruyó la capital haitiana, la asociación francesa envió a Haití un equipo de seis arquitectos e ingenieros, presididos por Coulombel, para evaluar los daños causados por el sismo y tratar de reforzar y volver más seguros los edificios que no se derrumbaron.

“Las casas en madera, llamadas “ginger bread houses”, se quedaron de pie porque son ligeras y tienen estructuras en madera. Son antisísmicas”, subrayó este arquitecto de 46 años.

En cambio, las construcciones en cemento, “con frecuencia de mala calidad, son las que causaron más muertos”, resaltó Coulombel, que fundó hace ocho años la asociación Arquitectos de Urgencia. “Las baldosas en acero de los techos, muy pesadas, se desplomaron sobre la gente”, indicó.

Después de lo que vio en Haití, Coulombel sugiere retomar ciertas técnicas ancestrales de construcción.

El arquitecto reconoce sin embargo que, debido a que la isla caribeña sufre de una intensa deforestación, reconstruir con madera no es la mejor opción. “No es muy realista”, dijo.

Para evitar agravar esa deforestación, se debe disponer de materiales (acero, cemento) de buena calidad, recalcó el responsable de Arquitectos de Urgencia, que interviene en países asolados por catástrofes naturales, como huracanes o terremotos.

Pero no sólo los materiales, sino también la construcción debe ser de calidad, resaltó el arquitecto, que llamó a “reconstruir Haití acatando las reglas del arte”, lo que requiere formar a la población para evitar errores técnicos.

Para Coulombel, la prioridad de la reconstrucción debe ser la población más vulnerable, la que habita en los barrios más miserables de la capital.

“Debemos ayudarles a construir de manera antisísmica. Se deben construir viviendas capaces de aguantar los ciclones y las fuertes lluvias”, urgió. También señaló que su asociación, junto con Habitat, una organización de Naciones Unidas, aboga por “construir células de vivienda de 18 metros cuadros como mínimo”.

“Suministraríamos a los habitantes materiales y ayuda técnica para construir el techo y la estructura. Ellos se encargarían de los acabados, y podrían luego ampliar la vivienda”, propuso Coulombel, indicando su oposición a iniciativas arquitectónicas o urbanísticas demasiado ambiciosas.

Se debe “construir de manera sencilla”, resumió, subrayando que algunos de los modernos edificios levantados recientemente en la capital haitiana se desplomaron con el sismo.

Señaló también que su organización, que fue designada por el Banco Mundial y la ONU como operador para participar en la evaluación de los daños en Haití, prevé concentrar sus esfuerzos en la construcción de escuelas y guarderías antisísmicas.

También se dará la prioridad a construir estructuras ligeras y temporales para abrigar a la población haitiana, dijo.

Coulombel señaló empero que con las donaciones privadas recibidas por la fundación -50.000 euros- no se puede ser muy eficaz. Pero se dijo optimista de que pronto va a firmar un acuerdo con la región de París para una ayuda de urgencia de 100.000 euros para contribuir a la reconstrucción de Haití.