Honduras se encontraba bajo un clima de alta tensión agudizado por el toque de queda impuesto por el presidente de facto Roberto Micheletti, y la incertidumbre de qué sucederá en el país tras el retorno del depuesto mandatario Manuel Zelaya.

En las calles de la capital muchas personas violaban el toque de queda acudiendo a tiendas de abasto y mercados para comprar alimentos en caso de que se prolongue la crisis. En los hospitales, funcionarios atendían a decenas de simpatizantes del depuesto mandatario lesionados al ser reprimidos por militares y policías en manifestaciones del lunes.

Uno que otro vehículo circulaba por calles y avenidas en medio de fuertes despliegues policiales y militares, quienes se mostraban indiferentes ante las violaciones del toque de queda por parte de la población.

La morgue confirmó que no hubo “levantamiento” de cadáveres como resultado de la represión a los manifestantes, pero en el Hospital Escuela atendieron a 18 heridos que llevaron en ambulancias.

“Habíamos amanecido tranquilamente cuando llegaron los policías encapuchados, nos lanzaron bombas lacrimógenas y nos agarraron a garrotazos. Nosotros corrimos por una calle pero nos cercaron por delante el Ejército por atrás la Policía, no teníamos por donde escapar”, relató a la AFP el campesino Francisco Zelaya (53), mientras una enfermera le suturaba tres heridas en la cabeza.

En la subida al cerro El Picacho, cerca de la residencia de la embajada de Estados Unidos, simpatizantes de Zelaya bloquearon la calle quemando neumáticos, pero se replegaron por las bombas lacrimógenas que les lanzó la policía, constató un periodista de la AFP.

El Canal 36 también informó de disturbios en la colonia Kennedy, un barrio de clase trabajadora, al este de la ciudad.

En el mercado popular de Comayagüela, centro de la capital, los vendedores atendían a pocos compradores.

“Esto nos está afectando horriblemente, por qué no dialogan Micheletti y Zelaya para arreglar ese problema. Yo tengo préstamos en bancos y pago 20% de intereses y ¿cómo voy a pagar?”, se quejó David Lagos, vendedor de verduras.

Las calles cercanas a la embajada de Brasil, donde se haya refugiado Zelaya con unas 300 personas, están bloqueadas por militares y policías antimotines, que niegan el paso incluso a la prensa.

La policía y el Ejército tomaron control de la zona tras desalojar al amanecer del martes a unos 4.000 seguidores de Zelaya.

“Nosotros tenemos control del área donde está la embajada y si quieren que se ingrese comida y agua es algo que hay que coordinar”, dijo a la AFP el oficial de la policía Daniel Molina.

Molina descartó un eventual asalto militar a la legación brasileña para sacar a Zelaya. “Es una embajada. Tenemos que respetar las normas del derecho internacional”, añadió.

El oficial dijo que en la Villa Olímpica, este de la capital, “hasta el momento hay 94 personas detenidas por (violar) el toque de queda y saldrán la finalizar el toque de queda y hay un total de 49 por aspectos de violencia y daños materiales durante el desalojo” de la zona de la embajada de Brasil.

Desmintió que haya muertos y torturados durante el desalojo, como informaron algunos medios que difunden información de los zelayistas.

Que haya un muerto “es complemente falso, en ningún momento se usó armas letales y eso de las torturas quedó en los años 80″, subrayó Molina. (AFP)