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El presidente saliente, Hamid Karzai, obtuvo la mayoría absoluta en las elecciones de Afganistán, según resultados preliminares comunicados este miércoles, pero no puede ser proclamado vencedor antes del cierre de las investigaciones sobre un fraude masivo que podrían forzar una segunda vuelta.

Obtuvo el 54,6% de los votos frente al 27,7% logrado por su principal rival, Abdulá Abdulá, en la totalidad de los colegios electorales, pero estos resultados no podrán ser oficialmente validados hasta dentro de dos o tres semanas como mucho, según las autoridades electorales, tras examinar cientos de miles de votos sospechosos.

La participación fue baja, del 38,70%, indicó la Comisión Electoral Independiente (IEC), que anunció los resultados preliminares durante una conferencia de prensa. Abdulá, la oposición y algunos observadores extranjeros acusan a la IEC de parcialidad, dado que su presidente fue nombrado por Karzai.

Los observadores de la Unión Europea estimaron el miércoles que alrededor de 1,5 millones de votos eran “sospechosos”, de los cuales los 3 cuartos en beneficio de Karzai.

“Nos negamos a ser cómplices de cualquier tentativa de fraude masivo”, declaró ante la prensa Dimitra Ianu, jefe adjunto de la misión de observación electoral de la Unión Europea (UE).

La ONU había advertido de que no avalaría irregularidades masivas, al igual que lo hicieron varias capitales occidentales.

La estimación de la UE representa alrededor de 1/4 de las papeletas declaradas válidas, aunque los observadores europeos hayan “calculado” esta cifra sobre la base de anteriores resultados preliminares con los votos del 95% de los colegios electorales.

El equipo electoral de Karzai reaccionó violentamente, al calificar el anuncio de la UE de “parcial e irresponsable”.

El asunto clave es saber si el jefe de Estado, instalado en el poder hace 8 años por la comunidad internacional cuyas tropas acababan de desalojar a los talibanes, será elegido en la primera vuelta. Los occidentales siguen apoyándolo pero de forma cada vez más tímida debido a la corrupción que corroe al poder y a sus recientes alianzas con algunos jefes de guerra con un pasado sangriento.

Una segunda vuelta podría beneficiar a los talibanes, que han intensificado considerablemente su insurrección en los últimos meses, pese a la presencia de más de 100.000 soldados occidentales.

Pero la comunidad internacional, que organizó y apadrinó los comicios presidenciales, los segundos en la historia del país, parece dividida entre la necesidad de poner en marcha rápidamente un nuevo gobierno Karzai y aquella de asegurarle cierta legitimidad que pasaría por una segunda vuelta, en un momento en el que las opiniones públicas occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, piden la retirada de sus soldados.

El año 2009 es ya el más mortífero para los tropas extranjeras, principalmente estadounidenses.

La participación, apenas del 38,7%, debilita también la futura legitimidad de Karzai.

De los 1,5 millones de votos sospechosos, 1,1 benefician a Karzai, según los observadores de la UE, y unos 300.000 a Abdulá Abdulá.

Según los resultados preliminares del miércoles, unos 1,5 millones de votos separan a ambos hombres.

Si se invalidan todos los votos sospechosos, Karzai podría enfrentarse una segunda vuelta. (AFP)