3 ciudadanos británicos fueron declarados culpables por un tribunal londinense por conexiones con un proyecto de atentados con explosivos líquidos a una serie de vuelos transatlánticos en 2006.

Según se argumenta en la acusación, los tres hombres buscaban causar una gran cantidad de muertes civiles ocupando explosivos líquidos que planeaban ingresar a los aviones, haciéndolos pasar por bebidas, para finalmente mezclarlos una vez a bordo de los vuelos.