“Ingleses piratas, devuélvannos al tata”, fue un grito que los partidarios de Augusto Pinochet repitieron con tanta insistencia que la diplomacia británica terminó sugiriendo a Blur que no pisaran suelo chileno cuando el senador vitalicio estaba detenido en Londres. A casi siete años de la muerte del general y a 14 del fallido espectáculo que debía haberse realizado el 25 de noviembre de 1999 en el entonces Teatro Monumental, esta noche se saldó una deuda con los fanáticos chilenos de la banda que lideró el Britpop y se reinventó tras la caída del género.

El show que montó el cuarteto tras la actuación del estadounidense Beck en la Pista Atlética del Estadio Nacional -frente a un público que enfocando a los músicos con sus celulares daba cuenta de los cambios que ha experimentado Chile desde los noventas-, permitió además apreciar al conjunto de Damon Albarn liberado de la tensión que terminó por separarlos un largo tiempo.

Con un retraso de unos veinte minutos sobre lo presupuestado, Blur irrumpió en escena poco antes de las 22:00 horas con su líder portando un cartel con el rostro de uno de los 30 activistas del barco de Greenpeace, Arctic Sunrise, detenidos en Rusia, y pidiendo en español la “libertad a los defensores del Ártico”. Luego sonó Girls and Boys y el público respondió de inmediato. Albarn se dio maña para subirse al bombo de la batería en Beetlebum y bailar pegado a Alex James mientras Graham Coxon se robaba las miradas con su interpretación de Coffee & TV . La química de una amistad recobrada potenciaba el sonido del grupo que se vio disfrutar en la cálida noche santiaguina.

Una presentación de carácter histórica fue la que unos 20 mil afortunados pudieron disfrutar en Ñuñoa. La banda traída por DG Medios, la misma productora que debió presentar excusas en 1999, venía de shows masivos en Buenos Aires y Lima, donde tributaron al recientemente fallecido Lou Reed. A pesar de esto derrocharon energía al tocar sus canciones emblemáticas y lograron mantener la conexión con el público cuando repasaron sus temas más indie.

La voz y potencia interpretativa de Damon Albarn, el lúcido sonido del “exiliado” guitarrista Graham Coxon, la personalidad del bajo de Alex James y el ritmo preciso del baterista Dave Rowntree, sonaron con efectividad y madurez junto a una sección de vientos, teclado y coros, repasando prácticamente lo mejor de los siete álbumes de estudio del grupo.

[Gallery 2141 not found]