El presidente Rafael Correa logró la aprobación el sábado de sus propuestas para reformar la justicia y regular a la prensa en un referendo que interpretó como un “voto de confianza” de los ecuatorianos cuatro años después de su llegada al poder.

“Hemos tenido una nueva victoria electoral contundente, sin atenuantes, que incluso ha sido tal vez la más difícil”, dijo el mandatario socialista a la prensa.

Las diez preguntas propuestas por el gobernante socialista recibieron el apoyo de los votantes con porcentajes que oscilan entre 44,9% y 50,7%, según un conteo rápido del Consejo Nacional Electoral (CNE).

Mientras, el respaldo al No fluctuó de 39,2% a 43,1%, de acuerdo con la proyección que tiene un margen de error de 0,5%.

“La muestra es bastante confiable”, por lo que los resultados finales “estarán bastante cercanos a ese rango”, declaró el presidente del CNE, Omar Simon.

La interrogante que planteaba la prohibición de los “espectáculos que tengan como finalidad dar muerte al animal” como las corridas de toros, que fue votada por jurisdicciones, arrojaba un consolidado de 47,9% a favor del Sí frente a 40,1% del No.

Una encuesta a boca de urna de la firma Santiago Pérez, autorizada por el CNE, también pronosticó el triunfo de Correa con el apoyo de tres de cada cinco electores. Los porcentajes oscilan entre 61% y 64%.

En una entrevista con la AFP, el mandatario socialista se declaró vencedor, y dijo que el resultado es “un acto de confianza” en su gobierno, que inició en 2007 poniendo fin a una década de inestabilidad en la que hubo siete jefe de Estado, tres de ellos derrocados en revueltas populares.

Dirigentes opositores como Alberto Acosta y Gustavo Larrea, ex ministros del actual gobierno que impulsaban el No, admitieron la derrota y fustigaron a Correa.

“Tenemos que cumplir el mandato popular, pero los resultados en sí no dan esa goleada anunciada por el gobierno”, estimó Acosta. “El autoritarismo es siempre transitorio, las fuerzas democráticas terminarán triunfando”, indicó a su vez Larrea.

El presidente logró así su sexta victoria electoral en cuatro años de gobierno y la primera desde la sublevación policial del 30 de septiembre, que él denunció como un intento de golpe de Estado.

Su aliado venezolano Hugo Chávez saludó esta “gran victoria”. “Seguimos venciendo!”, escribió en su cuenta Twitter.

La oposición de derecha y la prensa acusan a Correa de pretender concentrar más poder mediante el control de la justicia y los medios.

Cuatro de las preguntas se refieren a enmiendas constitucionales destinadas a reformar la justicia para luchar contra la impunidad y la inseguridad, según el Ejecutivo.

Una comisión tripartita, que contará con un representante del gobierno, se encargará de gran parte de la reforma, por lo que el superior Consejo de la Judicatura quedará suspendido durante 18 meses.

Dos interrogantes conciernen a los medios: Una sobre la prohibición de que la banca y los medios realicen inversiones en otros sectores, y la otra a la creación de un “consejo de regulación” de los contenidos mediáticos y la instauración de “responsabilidad” de la prensa.

Esta última era la pregunta más reñida con 44,9% de apoyo contra 42,7% de rechazo.

Correa planteó además penalizar el enriquecimiento ilícito en el área privada y el incumplimiento en la afiliación de los empleados a la seguridad social estatal, así como prohibir los juegos de azar.

La consulta, a la que fueron convocados 11,2 millones de electores, transcurrió con normalidad, de acuerdo con el gobierno y el jefe de la misión de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA), Enrique Correa.

Bajo su administración, que concluirá en 2013 con la posibilidad de ser reelegido hasta 2017, Correa ha reforzado el derecho laboral y elevado el salario básico en 55% (a 264 dólares), reducido los beneficios de las multinacionales petroleras y renegociado parte de la deuda externa. Además, promueve la gratuidad de la salud.

Eso le brinda un fuerte apoyo de los sectores populares de Ecuador, con 14,3 millones de habitantes.

Pero también ha endurecido la retórica contra la prensa y no duda en demandar a quienes creen que lo insultan, incluidos periodistas, por lo que es acusado de autoritario