Entre las enfermedades que generan actualmente mayor ausentismo laboral, el colon irritable se ha posicionado como la segunda causa a nivel mundial, siendo la primera el resfrío.

“Este síndrome crónico afecta a un porcentaje de la población mundial que va desde el 10 al 20%, siendo difícil tener una cifra totalmente exacta debido a que se estima que sólo un 15% de las personas que lo padecen consulta a un especialista en algún momento de su vida”, expresó la gastroenteróloga de Integramédica, doctora Leyla Nazal.

Por lo general, las molestias se producen en horarios diurnos y muy parecidos en todos los pacientes.

“Las más comunes, dijo la especialista, son dolor abdominal con una intensidad variada, tipo cólico, que puede aumentar al comer y aliviarse al defecar; sensación de hinchazón, diarrea, estreñimiento o la alternancia de estas dos condiciones. Los síntomas pueden, además, estar acompañados de otras manifestaciones, tales como dolor menstrual en el caso de las mujeres y acidez o sensación de saciedad precoz al comer”, sostuvo.

Adicional a ello, hay síntomas que deben ser tomados como una alarma para acudir a un doctor con mayor rapidez. Es el caso de la presencia de un dolor abdominal acompañado de baja de peso, problemas nutricionales, dolencia nocturna que despierta a la persona afectada durante su sueño, sangrado rectal, fiebre y cambios en el color o aspecto de la piel.

“Hay pacientes que pueden confundir patologías de mayor gravedad, como lo es el cáncer de colon, con los síntomas del intestino irritable. No consultar a tiempo a un médico puede producir un diagnóstico tardío y por ende se puede perder la oportunidad de tratar oportunamente enfermedades que pueden ser más serias”, aseguró la doctora Nazal.

Hay múltiples teorías acerca de las causas del colon irritable, sin embargo, no hay plena certeza de éstas. Según explica la doctora Nazal, “se piensa que podría deberse a una alteración de la función motora del colon, lo que genera movimientos anormales del intestino y en distintas intensidades, pudiendo ser rápidos, lentos o desordenados”.

Entre los consejos, están el ordenar las horas en que se ingieren los alimentos y no consumir alimentos que son digeridos en forma parcial por el intestino, tales como las legumbres, coliflor, brócoli, cebolla, zanahoria cruda, choclo, arvejas, pasas, ciruelas y trigo.

Se recomienda consumir alimentos de fácil digestión, agua, leche de soya, pasta integral sin salsa, arroz blanco, papas cocidas u horneadas, pan blanco o integral, pescado a la plancha, jamón cocido, huevos pasados por agua, cereales, ensaladas y frutas en pequeñas cantidades.

Del mismo modo, ingerir fibra de manera progresiva, especialmente en pacientes que sufren de estreñimiento. Está presente en diversos alimentos o en suplementos disponibles en el mercado; se aconseja que contengan psyllium o meticelulosa. No consumir frituras ni grasas y evitar condimentos fuertes, pimienta, ají o ajo; tampoco consumir bebidas gaseosas: preferir agua o jugos.