Al menos 43 personas murieron el sábado en un atentado suicida perpetrado contra un centro de distribución de alimentos de la ONU, al tiempo que las fuerzas pakistaníes atacaron zonas tribales junto a la frontera con Afganistán, matando a 40 presuntos insurgentes.

“Al menos 43 personas murieron y más de 100 resultaron heridas en un atentado suicida”, dijo el jefe de la administración del distrito tribal de Bajaur, al noroeste del país junto a la frontera con Afganistán, Zakir Husain.

La explosión se produjo en un centro de distribución del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU en Khar. Se trata de la principal ciudad de Bajaur, antaño bastión de militantes talibanes que cometieron varios ataques y atentados suicidas en la zona.

En un primer momento, hubo diferentes versiones acerca del kamikaze. Algunos oficiales dijeron que se trataba de una mujer, mientras que otros afirmaron que el suicida era un hombre vestido con un burka. Sin embargo, el subadministrador de Khar, Tariq Khan, dijo a la AFP que el autor del atentado era una mujer.

Oficiales de la policía tribal confirmaron que el asaltante era una mujer que se resistió a ser registrada y arrojó una granada contra los guardias de seguridad en el puesto de control antes de accionar su bomba.

“Esperaba en una fila antes de pasar por un punto de control, cuando escuché explotar una granada. Aterrorizada, la gente se puso a correr y después hubo una gran explosión”, explicó un testigo, Mushtaq Khan, desde el hospital.

La mayor parte de las víctimas pertenecían a la tribu de los Salarzai, que apoya la acción del ejército pakistaní y ha creado una milicia para luchar contra los insurgentes en Bajaur.

Un portavoz del Movimiento de los Talibanes de Pakistán (TTP) reivindicó el atentado suicida: “Hemos cometido el atentado suicida en Khar porque esa gente ha creado una milicia para luchar contra nosotros”, declaró a la AFP Azam Tariq, refiriéndose a los Salarzai.

El presidente estadounidense Barack Obama condenó el “escandaloso ataque terrorista”, en una declaración desde Hawái, donde pasa las fiestas navideñas con su familia.

“Matar civiles inocentes ante un punto de distribución del Programa Mundial de Alimentos es una afrenta al pueblo de Pakistán, y a toda la humanidad”, agregó.

En un comunicado, el secretario de Estado británico para el sur de Asia, Alistair Burt, también lamentó “este espantoso ataque contra inocentes refugiados”.

La administración local impuso un toque de queda hasta nueva orden y las fuerzas de seguridad patrullan las calles.

La zona tribal del noroeste de Pakistán ha sido en los últimos años el cuartel general de grupos islamistas locales y extremistas que huyeron de Afganistán tras la invasión liderada por Estados Unidos que derrocó al régimen talibán a finales de 2001.

Bajaur es uno de los siete distritos en la zona tribal, que Washington considera como el cuartel general de Al Qaida y el lugar más peligroso del mundo.

En el distrito de Mohmand, también en esa zona fronteriza, las fuerzas pakistaníes, apoyadas con helicópteros, atacaron este sábado posiciones de presuntos islamistas, matando a al menos 40 de ellos.

Esta operación se llevó a cabo como represalia por los ataques coordinados contra siete puestos de control que perpetraron los insurgentes el viernes, provocando la muerte de 11 miembros de las fuerzas paramilitares pakistaníes y al menos 24 asaltantes.

“Desde ayer (viernes) las fuerzas de seguridad pakistaníes, con el apoyo de helicópteros de combate, han realizado acciones contra escondites insurgentes y matado a 40 de ellos”, confirmó Amjad Ali Khan, alto responsable de Mohmand.

Responsables del ejército confirmaron esos ataques, precisando que se habían llevado a cabo en las poblaciones de Baizai y Lakro.