La manipulación es una técnica utilizada por muchas personas para lograr que otros actúen de una manera que satisfaga sus necesidades. Asimismo, coloca a la pareja en una posición débil dentro de la relación.

Si bien, comúnmente se cree que las personas manipuladoras lo hacen intencionalmente, puede que también estés teniendo conductas similares sin darte cuenta.

“Es posible que actúes de una manera que forza a las personas a cuestionar su versión de la realidad, impacta en su autoestima y les quita el poder, todo sin intención de hacerlo”, plantea la doctora en Psicología Claire Jack, en una columna del sitio especializado Psychology Today.

En este contexto, la especialista describió algunas señales de que eres un manipulador involuntario:

1. Le dices a las personas que están equivocadas, porque expresan opiniones distintas a las tuyas

¿Tienes la incapacidad de aceptar que los demás tienen derecho a hacer y pensar cosas distintas a tu parecer, y luego sientes la obligación de decirles que están equivocados?

Si criticas las opiniones de alguien o los pones en una posición en la que es difícil responderte, estás usando tácticas de abuso emocional.

Creer que tienes la razón y todos los demás no, y sentir la necesidad de expresar esto sin ninguna consideración por los sentimientos de otra persona, es una forma de pensamiento severamente distorsionado“, expresa la psicóloga.

Pexels
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2. Crees que las mentiras no son dañinas

La mayoría de las personas dicen mentiras para evitar situaciones incómodas o conseguir lo que quieren.

En este caso, es necesario considerar el impacto que probablemente tus mentiras están teniendo en las otras personas.

La psicóloga plantea un sencillo ejemplo sobre esta conducta: Si has estado utilizando el maquillaje de tu compañera de departamento y cuando ella se da cuenta que sus cosas se están acabando muy rápido, te encara. En ese momento, tú mientes y tal vez te pongas a la defensiva.

Tu compañera se asusta por tu actitud, se retracta y comienza a cuestionar su conducta. De este modo, puede que hayas ganado, pero mediante engaños y deshonestidad.

Si sigues mintiendo en otras situaciones cotidianas, no solamente estás creando una red de engaños, sino que también estás forzando constantemente a la otra persona a dudar de sí misma.

“Tal vez mientes porque sientes que es la única manera de salir de una situación difícil, para no ser cruel, pero el impacto de esto puede ser sumamente dañino para el receptor“, reflexiona la especialista.

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3. Maquillas las peleas

Imagina que peleas con alguien cercano y no logran resolver el conflicto, por ejemplo, discuten sobre si deberían mudarse o no y el problema terminó azotando puertas sin que se avanzara en la discusión”, ejemplifica la psicóloga.

Posteriormente, ¿te encuentras negándote a discutir más o darle seguimiento? ¿Sigues como si nada hubiera pasado en lugar de disculparte o tomarte el tiempo de atender los problemas que llevaron a la pelea?, cuestiona.

Con el tiempo, descartar las necesidades emocionales de la otra persona tras una discusión, tiene el efecto de silenciarlas.

Tal vez actúas así porque para ti la pelea ya se terminó o simplemente parece más fácil evitar volver a ella. Pero, de nuevo si sigues actuando así, estás forzando al receptor a silenciarse en la relación y a cuestionar la validez de sus propios sentimientos“, advierte finalmente sobre este comportamiento manipulador.