“Sé que realmente quieres saber. Todo el mundo quiere saber. Buscamos en la web, miramos pornografía, leemos libros de autoayuda y escuchamos podcasts. Si somos atrevidos, le preguntamos a nuestro mejor amigo”.

Así lo plantea el doctor Marty Klein, un psicólogo y terapeuta sexual que ha escrito cinco libros y 200 artículos sobre sexo.

El profesional explica que casi todos quieren saber cómo es el sexo para otras personas. “O para decirlo de otra manera, ¿qué es sexualmente ‘normal’? ¿Con qué frecuencia, cuántos minutos, cuántos orgasmos, cuántas pulgadas, cuántas parejas, cuántos, dónde, cuándo? ¿Y cómo?”, comenta.

Klein dice que se niega a contestarle la pregunta (sobre qué es sexualmente normal) a sus pacientes, y cuando se lo consultan en las conferencias es porque “la gente inevitablemente usa la información de maneras terriblemente inútiles”.

“Tanto los hombres como las mujeres quieren compararse con un ‘promedio’ y juzgarse a sí mismos: ‘Soy / somos como otras personas, por lo que estoy / estamos bien’ o ‘no soy como las demás personas, así que no estoy bien’. Y lo peor de todo es decir: ‘Te lo dije, no eres normal"”, explica.

Para Klein estos son pensamientos errados. “Si una vida sexual funciona para los involucrados, está bien. Si no funciona, no lo es. Lo que otros hacen es irrelevante”, asegura, añadiendo que lo que es “normal” no necesariamente funciona para todos.

¿Y qué es lo normal entonces?

En una columna en Psychology Today señala que después de 35 años de negarse a responder esta pregunta, dirá lo que es normal, según lo que ha visto.

1. La gente tiene sexo cuando está cansada

“Los adultos tienen relaciones sexuales cuando están cansados. Después de que el enamoramiento inicial desaparecer, la mayoría de las personas guardan el sexo para cuando están demasiado cansadas de hacer algo productivo. Muy pocos adultos (después de los primeros 6 a 18 meses de una relación) dicen: ‘Amor, pasemos el sábado en la noche haciendo el amor’ o ‘¿Tus padres se llevan a los niños mañana por la noche? Tengamos sexo en lugar de salir"”, afirma.

“Cuando estamos cansados, es más probable que el sexo sea corto, superficial, orientado a objetivos y mecánico. Poca energía para besar. No hay paciencia para acariciar, mordisquear o susurrar. Y si algo sale un poco no planificado, un calambre en el pie, una erección que viene y se va, un paquete de condones no cooperativo, es más probable que digamos ‘¿Sabes qué? Vamos a dejarlo para otro día"”, expresa.

“Muchas personas no están sobrias durante (o antes) del sexo. Eso suele ser porque están nerviosos, o quieren reducir las inhibiciones de su pareja (o simplemente tranquilizarlas) invitándolas a beber. O porque el sexo es física o emocionalmente incómodo”, agrega.

2. La gente cree que es mejor beber para desinhibirse

Pero Klein explica que cuando las personas están bajo la influencia, su toma de decisiones se ve comprometida. “Son menos propensos a usar métodos anticonceptivos y tienen menos probabilidades de comunicarse claramente. Y tienen menos coordinación motora fina para tocar y besar de manera suave, elegante y agradable. Ser torpe en la cama (y no darse cuenta) no motiva a la pareja” manifiesta.

Por otro lado, estar bajo la influencia del alcohol puede hacer más difícil llegar al clímax, sobretodo si has bebido mucho.

3. La gente no sabe qué le gusta a su pareja

Asimismo, muchas veces la gente ni siquiera sabe qué le gusta a su pareja. “Después de cinco o seis meses juntos, dos personas siempre conocen sus preferencias en cuanto a comida, música, películas, estilos de manejo y sistemas operativos. Pero en el sexo muchas personas dudan en decir (“me gusta llegar al clímax más con el sexo oral que con el coito”), dudan en mostrar (“más suave, como esto”), dudan en preguntar (“¿cómo es eso?”, “¿quieres más?”)”, señala el profesional.

Klein dice que muchos problemas de erección se relacionan con las emociones del hombre o la relación, o ambas cosas. Pero muchas personas no hablan, esperan que la pareja lea la mente o tomen una actitud defensiva.