La británica Alex Molyneux-Argen (30) cada día se engañaba a sí misma. Así lo reconoce en un artículo de Daily Mail en donde cuenta que no podía evitar comer una bolsa llena de chocolates cada noche, la que escondía bajo su cama.

Sabía que no estaba feliz con su peso y salud, pesando 136 kilos, pero no podía parar. “Tenía una bolsa, al menos, para cada noche. Odiaba tener sobrepeso, pero nada podía detenerme”, admitió al portal inglés y aseguró que llevaba una vida muy perezosa.

Alexandra Molyneux-Argent | Facebook
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Además de los duces, el menú diario de la mujer no era saludable. Solía desayunar tres panes con mantequilla de maní, almorzar pollo frito con postre de pastel o galletas y cenaba lasaña. En medio de estas comidas, se servía papas fritas y, por supuesto, su gran adicción: el chocolate.

“Comencé una lucha constante con mi peso y, como resultado, sufrí una ansiedad paralizante”, explicó la mujer que además no se sentía bien con las opiniones ajenas.

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La tristeza comenzó a sumergir a la mujer oriunda de Liverpool hasta que decidió cambiar su vida. “No tenía amor propio por culpa de mis hábitos y lo que habían provocado en mi cuerpo”, expresó la mujer que aseguró que se cansó de “ser infeliz”.

“No tenía nada que perder y mucho que ganar”, recordó y comenzó por eliminar el chocolate y la comida chatarra de su vida. Sin embargo, un desafío más grande se interpuso en su lucha: a los 5 meses, quedó embarazada.

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En vez de deprimirla, esto le ayudó a generar más conciencia de su alimentación. Es así como el pan fue reemplazado por avena, el pollo por ensalada, además de comenzar a cocinar su propia comida. Aún así, reconoció que de vez en cuando comía una lasaña o un plato más calórico.

En dos años, su talla de pantalón disminuyó de 52 a 34, o sea disminuyó ocho números. “Perdí tanto peso que parezco otra persona”, expresó la mujer que hoy se siente feliz de ser capaz de cuidar a su hija sin complicaciones.

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“Puedo correr con mi niña Beaux, que cumple dos años en mayo, y jugar con ella, mientras que antes ni siquiera podía correr hacia el autobús”, dijo.

Este último año, la británica incluyó rutinas de ejercicios a su vida cotidiana. “Ahora entreno seis días a la semana haciendo cardio, pesas y corriendo”, dijo.

“Me siento mucho mejor, disfruto del ejercicio. Es bueno para tu mente y tu cuerpo. Tengo mucha energía, mi piel brilla e incluso mi cabello y mis uñas se ven mejor”, aseguró la madre que hoy pesa cerca de 65 kilos.

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Finalmente, señaló que espera que su cambio inspire a otras personas. “Al fin puedo disfrutar mi vida. Estoy sana y feliz”, concluyó.