Patrick Hinga (34) estaba totalmente sumergido en las drogas cuando Wanja Mwaura lo encontró. Ambos kenianos habían sido compañeros en la Escuela Secundaria Uthiru (Kenia) y, desde entonces, habían perdido el contacto hasta ese encuentro.

Lo último que recuerda la mujer sobre su ex compañero de adolescencia, es que éste vivió problemas con el consumo de estupefacientes desde muy temprana edad. Tras comenzar a consumir drogas a los 14 años, Patrick fue expulsado del colegio por fumar cigarrillos y marihuana, situación que fue empeorando con el tiempo con otras sustancias.

“Ni siquiera podía hablar con él por mi cuenta porque se pondría agresivo. Cada vez que recibía algún informe de la escuela siempre esperaba que mi esposo volviera a casa para poder preguntarle juntos”, recordó Nancy Wanjiru, mamá de Patrick.

Es así como el keniano se convirtió en un vagabundo conocido en Nairobi (capital de Kenia) que vivía en situación de calle, preso de su adicción que lo llevaba a realizar “locuras”. “Todo comenzó con cigarrillos. Antes de que nos diéramos cuenta, estábamos fumando Bhang. Me rendí a las drogas debido a la presión de los compañeros”, dijo al portal keniano Daily Nation

Su madre, Nancy, intentó ayudarlo en varias oportunidades. En una de ellas, lo internó en un hospital psiquiátrico en el que se hizo conocido por escapar.

Wanja Mwaura
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“Se quejaba mucho y decía que todo lo que hicieron fue darle medicación y tratarlo como un paciente mental, pero no padecía de una enfermedad mental y por esto seguía escapando. Pero cuando salía del hospital, deambulaba por el barrio completamente desnudo o buscaba en la basura”, confesó la mujer.

La situación empeoró cuando Patrick conoció una droga médica llamada Attain la que conseguía por pocos pesos y con licencias falsas. Ya fuera de control y totalmente en situación de calle, la madre se resignó y sólo se dedicó a alimentarlo.

“Siempre éramos un espectáculo. La gente llamaba a otra gente para venir, mirar y reírse de nosotros cuando comíamos. Yo era conocida como Mama wa wazimu (la madre del loco)”, dijo al diario de Kenia DSE.

“Lo que más me dolió fue que mis hermanos estaban en casa con mi madre, sanos y salvos, pero yo estaba en las calles y eso fue realmente deprimente para mí”, admitió.

Sin embargo, la vida que Patrick y su madre habían enfrentado los últimos 13 años estaba a punto de cambiar. Wanja Mwaura, su ex compañera, lo encontró viviendo en un rincón de la ciudad. Fue en este lugar cuando él le dijo que quería salir de la calle y comenzar una nueva vida.

Wanja Mwaura
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Wanja Mwaura
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La mujer lo anotó en un centro de rehabilitación llamado “The Retreat” y buscó donaciones para pagar los gastos. Para ello, Wanja inició una campaña en redes sociales, con la que reunió el dinero suficiente para ayudarlo.

Tres meses después, cuando su ex compañero de aula estaba más recuperado, lo ayudó a crear una tienda llamada “Hinga’s Store”.

Wanja Mwaura
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El largo camino de drogas y vagancia que vivió e hombre, fue reemplazado por una vida tranquila y desintoxicada. El hombre dijo que estaba muy agradecido con Wanja: “Me siento como un hombre nuevo. Rezo todos los días, pidiendo a Dios que me rescate totalmente y no volver de nuevo a la vida de drogas”.

Hoy Patrick ya no luce una mirada “desorbitada” y ropa sucia, el keniano se aprecia tranquilo, limpio y mucho más enfocado en su vida. “Ella me salvó”, dijo, mientras su madre dirige su nueva tienda hasta que lo den de alta.

Wanja Mwaura
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