Muchas fueron las compañías y marcas que nacieron durante el régimen de Adolf Hitler en Alemania. Algunas de ellas aún perduran, como volkswagen (autos) o Hugo Boss (alta costura); no obstante, pocos conocen que una de las bebidas más populares también se creó allí: la Fanta.

Aquel relato fue dado a conocer, hace algunos años, por el historiador y periodista español Jesús Hernández en su libro Historias asombrosas de la Segunda Guerra Mundial, donde da cuenta de curiosidades ligadas a aquel régimen.

Corría 1935 y Alemania era un gran fabricante de la Coca Cola en Europa. En ese entonces el refresco contaba con gran popularidad dentro de su población.

“Antes de que estallase la Segunda Guerra Mundial, en Alemania se vendían cerca de cinco millones de botellas de Coca-Cola anuales, producidas en las 43 fábricas que la marca poseía en el país”, indica Hernández.

Con el paso del tiempo, el país europeo creó la filial local Coca-Cola GmbH, la cual trabajaba con el concentrado de la bebida que llegaba desde Estados Unidos.

Sin ir más lejos, el autor indicaba que el régimen tenía grandes planes para esta compañía: “Su objetivo final era nacionalizar la empresa y apropiarse de la fórmula que posibilitaba su fabricación”.

Primer logo de Fanta
Primer logo de Fanta

No obstante, Norteamérica se vio casi obligada a entrar en la guerra en 1941 y, como era de esperarse, las relaciones comerciales con el país germano se deterioraron. Con el paso del tiempo, la matriz de Coca Coca cortó contacto con Coca-Cola GmbH.

Max Keith era el propietario de aquella firma alemana, la cual evidenció una profunda caída de las ventas y vio venir una crisis sin precedentes.

A eso se sumaron presiones del propio Hermann Goering para sostener las ventas y darle un impulso a la empresa, que tenía cerca de 10.000 empleados en el país.

Fue así como Keith tuvo la idea de crear un refresco 100% local, con el cual al menos lograra igualar las ventas que tenía Coca Cola hasta antes de 1941.

Luego de semanas de intentos, desde la compañía lograron elaborar una fórmula con sabor frutal a base de productos excedentes, derivados de la popular gaseosa.

“La fórmula era variable, puesto que dependía de las existencias que hubiera en cada momento, pero el brebaje solía contener fruta, pulpa de manzana empleada en la fabricación de sidra, subproductos de la industria del queso, y endulzado todo ello con sacarina y un pequeño porcentaje de azúcar”, indicaron los reportes.

Coca Cola auspiciando las Olimpiadas de Berlín 1936
Coca Cola auspiciando las Olimpiadas de Berlín 1936

Pero luego vino el otro dolor de cabeza: el nombre, ya que Keith pensaba que este debía ser impactante y muy corto, para que fuera recordado fácilmente por las personas.

Fue así como nació la idea de hacer un concurso entre los empleados de la compañía. Cientos de ellos fueron descartados, hasta que un empleado de edad llamado Joe Knipp dio una alternativa.

“Knipp, un veterano vendedor, reflexionó sobre las indicaciones de Keith, que les había propuesto que dejaran volar su imaginación y fantasía para encontrar el nombre adecuado, y propuso el de ‘Fanta’, derivándolo de la palabra Fantasie (fantasía en alemán)”, sostuvo el historiador.

El primer lanzamiento fue hecho bajo el eslogan: “es un producto de Coca-Cola GmbH”, lo cual fue un gran éxito en las principales ciudades de aquel país.

Sin ir más lejos, sólo en su primeros años logró ventas por tres millones de botellas. Si bien estas eran un poco más bajas que las de Coca Cola, la situación era favorable.

¿Colaboración?

Hasta el día de hoy, nadie ha determinado con exactitud si Max Keith fue un activo colaborador del régimen de Hitler, ya que entre ambos no hubo acercamientos.

No obstante, los antecedentes históricos detallan que el empresario fue nombrado como encargado de las compañías fabricantes de Coca Cola en los países ocupados.

Logo de Fanta
Logo de Fanta

Se sabe también que Coca-Cola GmbH estuvo encargada de repartir agua potable, por medio de sus camiones, a la población más afectada por los bombardeos en ese tiempo.

Hacia 1943, todas las embotelladores de Fanta en Alemania habían sido bombardeadas por los aliados, lo que llevó a la quiebra de la compañía, al menos en ese país.

Ya en 1945, Coca Cola volvió a Alemania y se reanudó la fabricación de la bebida. En ese entonces también conocieron la Fanta, pero decidieron hacer cambios.

“En medio de un país en ruinas, se reinició casi de inmediato la fabricación de Coca-Cola, así como la de Fanta, cambiando en este caso los precarios ingredientes que se habían utilizado hasta el momento”, declaró Hernández.

Hay que señalar que en 1960 Estados Unidos compró los derechos de Fanta para distribuirla en su país. La estrategia fue un éxito, hasta el día de hoy.