Dos ciudadanos sirios fueron detenidos como sospechosos del atropello al saltar del autobús tras el accidente, informaron a la agencia Efe fuentes del Ministerio del Interior búlgaro.

Dos agentes de policía fallecieron anoche en Bulgaria al ser atropellados por un bus que transportaba a 48 inmigrantes irregulares y al que estaban persiguiendo tras haberse saltado un control de seguridad, informaron este jueves las autoridades del país balcánico.

El vehículo, de matrícula turca, ignoró las órdenes de detenerse de la Policía fronteriza sobre las 02.00 GMT, cerca de la ciudad de Burgas, en el este del país, informó el Ministerio del Interior.

Los dos agentes persiguieron al autobús en el coche policial y trataron varias veces de detenerlo, hasta que en uno de los intentos fueron arrollados y su vehículo quedó aplastado.

El fiscal de la región de Burgas, Georgi Chinev, indicó a la emisora BNR que el conductor del vehículo, uno de los dos detenidos, logró escapar del lugar antes de ser atrapado, y calificó el atropello de “un acto deliberado y consciente”.

Bus con inmigrantes irregulares

Según indican las fuentes del ministerio, los inmigrantes irregulares, que también intentaron escapar del lugar del accidente, son todos de nacionalidad siria y ninguno de ellos sufrió heridas serias.

El ministro interino de Interior, Ivan Demerdzhiev, aseguró a principios de mes que la presión migratoria en la frontera con Turquía es seis veces mayor que hace un año.

Demerdzhiev, que acudió al lugar del siniestro, acusó a la policía fronteriza de haber permitido el cruce del autobús desde la vecina Turquía, aunque los primeros datos de la investigación indican que los inmigrantes se subieron al vehículo en Bulgaria.

El Gobierno ha destinado a 860 policías adicionales en la frontera y hoy anunció que desplegará además a 300 militares de refuerzo.

En lo que va de año, unas 7.630 personas han sido detenidas al tratar de cruzar la frontera de forma ilegal, el doble que en el mismo período del año pasado, según datos oficiales.

La mayoría de los detenidos son afganos y sirios que huyen de los conflictos en sus países.