Medios internacionales dieron cuenta del caso de una joven belga que murió luego de caer a un acantilado tras tomarse una selfie. La fotografía fue descubierta días después por su esposo.

La víctima fue identificada como Zoë Snoeks, quien paseaba con su esposo por Luxemburgo cuando decidió fotografiarse en un acantilado de la ciudad de Nadrin.

Segundos después de realizar esta acción la mujer de 33 años cayó por el lugar y fue a dar hasta el río Ourthe, donde fue retirada por rescatistas el pasado 2 de noviembre, según revista People.

De acuerdo a lo que expresó su esposo, Joeri Janssen, ambos eran amantes de los viajes y este año habían retomado sus recorridos extensos en camioneta.

Sin ir más lejos, ese día la pareja tenía planeada una excursión por la montaña Herou, la cual tiene 1.400 metros de altura.

Janssen sostuvo además que el accidente sucedió en cuestión de segundos, por lo que él no pudo hacer nada para salvar a su esposa.

“Me volví hacia los perros y les dije que esperaran. Cuando volví hacia Zoë, ella ya no estaba allí. Ella acababa de desaparecer. Debe haber sucedido en menos de cinco segundos”, expresó a los medios de comunicación.

“El equipo de rescate no pudo encontrar a Zoë de inmediato, dijeron en francés. Luego me dijeron que lamentablemente Zoë estaba muerta, también en francés, pero enseguida entendí lo que querían decir”, agregó.

El hombre también aseveró que, horas después de la tragedia, logró desbloquear el teléfono de Zoë Snoeks. La última foto era una selfie en aquella zona.

Por lo anterior, Janssen desprende que el accidente sucedió justo después de que ella pudiera tomar aquella fotografía.