Un estudio encargado por el gobierno de Holanda arrojó que cerca de 10.500 ciudadanos sobre 55 años tienen serios deseos de acabar con sus vidas, lo que corresponde al 0,18% de toda la población del segmento adulto.

En concreto, el comité encargado de la indagación escudriñó las intenciones de acceder a la eutanasia después de haber tenido una vida “completa”, quienes también concluyeron que más de un tercio de la muestra quiere ayuda a la hora de acabar con sus vidas.

No obstante, según consignó NL Times, el deseo de morir puede disminuir o incluso desaparecer si es que la salud, el estado financiero o la situación de vida del interesado cambia para mejor.

A lo anterior se suma la posibilidad que una persona se sienta menos sola o dependiente de otras.

En detalle, el documento que fue presentado ante la Cámara de Diputados recalcó que este grupo de adultos no corresponde a personas totalmente sanas, quienes sufren de problemas físicos o mentales no serios.

Así, la mayoría de los consultados señalaron que les gustaría tener una forma de suicidio asistido disponible en sus hogares, aunque un tercio precisó que le gustaría contar con el apoyo de un equipo médico.

La investigación fue realizada por académicos de la Universidad de Estudios Humanísticos de Utrecht, quienes conversaron con 21 mil personas, 1.600 médicos generales y revisaron más de 200 peticiones de eutanasia, tanto llevadas a cabo como rechazadas.

El objetivo del comité no era entregar recomendaciones, sino que determinar la composición y el tamaño del grupo de personas que “pese a no estar severamente enfermas quieren terminar con sus vidas”.

Pese a que ya se aceptaba desde 1993, Holanda se convirtió en abril de 2001 en el primer país en despenalizar esta práctica, medida que entró en vigor al año siguiente.

Las condiciones para acceder a ella son rígidas, sin espacio a la interpretación: padecer una enfermedad irreversible, sin pronósticos de recuperación, o que el paciente esté en una etapa terminal y con un sufrimiento que sea insoportable.

De acuerdo a la organización local “Derecho a Morir”, que aboga y defiende esta decisión, un 4% de los decesos registrados en 2018 en ese país ocurrieron debido a suicidio asistido. Es decir, un poco más de 6.100 de un total de 153 mil.