El Parlamento chipriota votó el viernes la legalización del cultivo y el consumo de cannabis con fines medicinales, sumándose así a una treintena de países en el mundo que autorizan el cannabis terapéutico.
También se enmendó la ley sobre drogas y sustancias psicotrópicas para autorizar la importación de granos y plantas de cannabis destinadas al cultivo con fines terapéuticos.
La ley regula la entrega de autorizaciones de cultivo, que serán otorgadas a sólo tres empresas durante los primeros 15 años de vigencia, principalmente para evitar que el cannabis llegue al mercado negro.
El consumo será autorizado bajo receta a las personas que sufren dolores crónicos por un cáncer, por sida, por reumatismo o glaucoma.
Según las estimaciones oficiales, la producción anual de cannabis podría alcanzar el valor de 180 millones de euros y la mayoría de los ingresos irán a las arcas públicas.
La ley aún debe ser publicada en el boletín oficial.
Unos treinta países en el mundo, de los cuales una veintena en la UE, autorizan el cannabis terapéutico.