Vivir el duelo es para muchas personas un dolor inexplicable, algo que no solo es emocional, sino que también se traspasa a un dolor físico que no siempre identificamos como el duelo que se está viviendo en ese momento.

Vivir el duelo, perder a alguien, de cualquier forma, es doloroso a nivel emocional, pero para muchos, también es un dolor físico.

Aunque explicarlo suele ser muy difícil, porque a diferencia de una fractura en una mano o una herida, el dolor del duelo no se ve a simple vista y no hay un lugar específico donde se sienta.

Sin embargo, expertos revelaron los dolores asociados al duelo, pero no necesariamente son algo emocional, sino que algo físico que ni siquiera notas que está.

La intensidad del duelo afecta el cuerpo, sin embargo, atribuimos esos malestares a otras cosas, sin darnos cuenta de que es el cuerpo somatizando las pérdidas.

El dolor de vivir el duelo
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Los malestares del duelo

Separar el cuerpo de la mente es algo casi imposible, por lo que el dolor de un duelo está siempre en la cabeza, pero también será un estrés fisiológico.

La psicóloga Pilar Pastor, de la Fundación Mario Losantos del Campo en España, señala: “A nivel fisiológico, el duelo supone un estresor a largo plazo, de modo que el proceso psicológico va a venir acompañado de sintomatología y sensaciones a nivel físico, que debemos atender como parte de la atención global que merece el duelo”.

Eso se refleja en diversos síntomas que afectan el cuerpo y varía en cada persona, aunque muchas veces no tomamos en consideración, los que van más allá del dolor que sientes cuando lloras o te desesperas en momentos de tristeza extrema.

Los malestares más comunes en el duelo son los dolores de cabeza, migrañas o sentir la cabeza nublada, aunque también pueden experimentar una sensibilidad a la luz y el sonido.

Según comentó a HuffPost Becky Stuempfig , terapeuta del sur de California que se especializa en duelo, “Muchas personas reportan dificultades con la memoria y la concentración, a veces denominadas ‘cerebro del duelo’”.

El profesional destaca que esto ocurre cuando el cerebro está sobrecargado de pensamientos que están enfocados en la tristeza de la pérdida y los sentimientos asociados a ese duelo.

Esto genera que las personas sientan una niebla mental, por lo que pequeñas tareas pueden parecer abrumadoras, pero también comienzan a olvidar lo que debían hacer. Su cerebro está en el foco del duelo, por lo que el resto no tiene cabida.

El apetito se vuelve importante post duelo

Cuando las personas terminan relaciones amorosas, vemos que puedan pasar por dos etapas en cuanto al apetito, o lo pierden o sienten un hambre voraz. Lo mismo puede ocurrir con el duelo.

La psicóloga Pilar Pastor destaca que el golpe de una muerte puede desarrollar un desajuste fisiológico que implique una pérdida o aumento de peso brusco, por lo que recomienda buscar de inmediato ayuda médica.

Los cambios de peso se pueden vivir en esta época
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Sin embargo, también destaca “La comida puede usarse como regulador del estado de ánimo, recurriendo a ella en momentos de más ansiedad, o ante alguna emoción en concreto”. Esto genera descontrol en el peso, lo que puede deberse a horarios irregulares, mal comer, etc.

Otro síntoma físico del duelo son las náuseas y los problemas digestivos. Los mareos asociados a no comer como corresponde, derivados de la alteración del apetito.

Dolor en el corazón

Uno de los síntomas más comunes del duelo es sentir la garganta apretada o un dolor en el pecho, que muchos describen como un “dolor en el corazón”.

Zainab Delawala , psicóloga clínica en Atlanta consignó a HuffPost qué investigaciones sugieren que el duelo está asociado a la activación de la neuroendocrina: “como una mayor respuesta de cortisol, una mayor inflamación, así como cambios en la presión arterial y la frecuencia cardíaca”.

“En algunos casos raros, en realidad puede conducir a un debilitamiento del ventrículo izquierdo del músculo cardíaco, lo que provoca síntomas que se parecen mucho a los de un ataque al corazón” agregó la psicóloga haciendo alusión a la miocardiopatía de takotsubo o más conocido como el “síndrome del corazón roto”.

El duelo también se pueden manifestar como dolores y molestias en todo el cuerpo, desde la cabeza, espalda, estómago o las articulaciones.

Además, se puede experimentar un agotamiento físico que hasta puede impedir que las personas se levanten e incluso vean deteriorado su sistema inmune.

Este agotamiento también puede desencadenar problemas en el sueño, ya que se generan problemas para dormir, algo que afecta más a cuidadores de personas que fallecen, quienes traen una acumulación de agotamiento.

El duelo complicado

Para algunas personas, aceptar la pérdida de un ser querido puede llegar a ser tan duro que las emociones dolorosas se extienden durante un periodo prolongado y son tan intensas que impiden que la persona se recupere de la pérdida y pueda continuar con su vida.

El duelo complicado es un trastorno asociado a la pérdida de un ser querido
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Esta es la descripción que Mayo Clinic da al “Trastorno por duelo complejo persistente” o “Duelo Complicado”. Lo que se da cuando las personas no son capaces de afrontar las etapas del duelo en un año desde la pérdida, por lo que es necesario buscar ayuda médica.

Entre los síntomas que tienen las personas están varios de los que mencionamos previamente, que son propias del duelo; sin embargo, también hay otras como atención extrema a los recuerdos del ser querido o la anulación excesiva de los recuerdos, entumecimiento o distanciamiento, resentimiento por la pérdida, falta de confianza en otros, incapacidad de disfrutar la vida, y sentir que la vida no tiene sentido.

También se asocia a no poder realizar las actividades cotidianas, aislamiento, sensación de culpa por la muerte, depresión e incluso sentir que no vale la pena vivir si la persona que perdiste no está.

La recomendación es visitar un médico o un especialista en salud mental que pueda ayudar con el proceso de aceptación del duelo y que las personas puedan continuar con su vida.