Padres: cuidado antes de tomar decisiones morales sobre la propiedad de sus hijos, sobre todo si involucra sus tesoros más preciados… y si en vez de ser un adolescente, ya es un sujeto que pasa los 40 años.

Así aprendieron amargamente los progenitores de David Werking, un hombre de 43 años quien, tras divorciarse, pasó 10 meses viviendo con ellos otra vez en su hogar de la localidad de Grand Haven en Michigan, antes de volver a vivir solo en Muncie, Indiana.

Sin embargo los padres de Werking, impactados con la colección de más de 1.600 discos DVD y cintas VHS de pornografía de su hijo, además de un número indeterminado de revistas para adultos, no sintieron muchos deseos de ayudarle a transportarla a su nueva casa, prefiriendo tirar todo a la basura.

“Francamente, David, te hice un gran favor al ayudarte a deshacerte de esto”, le confesó su padre en un correo electrónico, indica el periódico británico The Guardian.

Werking hizo entonces lo que todo hijo haría razonablemente en una situación así: demandar a sus padres por daños y perjuicios, acusándolos de que no tenían derecho a disponer de su colección.

La pareja admitió haber desechado los discos, cintas y revistas, argumentando que, como dueños de su hogar, ellos podían determinar qué era admisible o no en él. Sin embargo en diciembre del año pasado, el juez de distrito Paul Maloney falló en favor del retoño, indicando que “no existía ley o normativa alguna que permitiera a los dueños de una casa, destruir la propiedad en ella que no fuera de su agrado”.

La corte encargo entonces a un perito valorar la colección de Werking, llegando a la conclusión de que el numeroso material XXX que perdió, costaba nada menos que 30.441 dólares (23.8 millones de pesos chilenos). Además, el juez ordenó a los padres pagar las costas del abogado de su hijo, lo que sumó otros 14.500 dólares (11.3 millones de pesos) a la factura.

Según recoge el diario estadounidense USA Today, antes de llegar a esta conclusión, la oficina del Sheriff del condado de Ottowa perició lo que pudo rescatar del material destruido, determinando que ninguna de las cintas o discos contenía pornografía infantil.