Ya sea que tengas más de 40 años -como yo- y hayas disfrutado de sus aventuras por televisión, o bien que lo hayas conocido en la actualidad gracias a la innumerable cantidad de memes y videos parodia (desde absurdos a otros más subidos de tono), no cabe duda que He-Man y los Amos del Universo es una serie ícono que ha traspasado generaciones.

Nadie lo habría predicho para su debut en 1982, considerando que se trató de un movimiento casi desesperado de Mattel para entrar en el mercado de juguetes para niños varones, monopolizado por G.I.Joe de Hasbro, y no quedar encasillados sólo como los fabricantes de la exitosa Barbie.

De hecho su origen fue tan poco ortodoxo, que en vez de tener juguetes como resultado de un show de televisión exitoso, la empresa planificó una acción a la inversa, lanzando su línea de figuras de acción y, posteriormente, el programa que la promocionaría.

Quizá por ello no se podría decir que exista un creador del universo de He-Man -aunque el diseñador Roger Sweet afirma haber concebido la idea- sino que fue el esfuerzo de varias personas involucradas en diversas etapas, e incluso hasta hoy, enfrentadas por la autoría. Sin embargo, al menos uno de los personajes centrales sí tiene un padre reconocido… y su origen es mucho más siniestro de lo que cualquiera pudo haber imaginado.

El traumático nacimiento de Skeletor

Dado que toda línea de juguetes debe comenzar con al menos 8 personajes para tener viabilidad comercial, al ilustrador de Mattel, Mark Taylor, le asignaron la tarea de trabajar en los primeros bocetos de quienes -se pensaba- serían el núcleo de los Amos del Universo: He-Man, Man-at-Arms, Teela, Mer-Man, Zodak, Beast-Man, Stratos y, por supuesto, el villano principal, Skeletor.

“Skeletor era un villano excelente además de uno de los personajes más sólidos que se hizo para la línea de los Amos del Universo, y Mark Taylor fue totalmente responsable de él”, reconoce Sweet en el programa The toys that made us de Netflix.

Aunque no cambió mucho en su apariencia -contrario a sus compañeros- la personalidad de Skeletor sí lo hizo. Basado en un tétrico dibujo que Taylor había hecho en 1971 y titulado The King of Styx, el antagonista de He-Man comenzó su carrera en pequeños libros de cómics que acompañaban a las figuras, con tramas libres donde se mostraba como un guerrero tan frío y de pocas palabras como despiadado.

Skeletor original
Diseño original de Skeletor por Mark Taylor | Mattel

Sólo cuando la productora Filmation se hizo cargo del show de animación para TV en 1983, lo suavizaron un poco para que no resultara tan atemorizante para los niños, dándole su risa característica y su tono irónico -casi humorístico- que marcó una tendencia en posteriores shows infantiles.

Skeletor
Filmation | Skeletor

Pero Skeletor tenía razones para ser lóbrego. Según narra el propio Taylor, la inspiración para su diseño llegó desde un trauma de su propia infancia.

“Cuando tenía 9 años, mi padre nos llevó a la feria de diversiones de Pike (en Long Beach, California), a una atracción llamada la “Casa de la Diversión”, que sin embargo daba miedo y no me gustó para nada. Entonces sentí un olor extraño. Me dije que olía como si alguien hubiera muerto y de pronto, cae una soga con un esqueleto. Estaba seguro, definitivamente seguro, de que se trataba del esqueleto de una persona real. Fue una de las cosas más escalofriantes que haya visto, y de ahí es donde salió Skeletor”, confidencia.

Lo único divertido de la experiencia es pensar el tiempo que sus padres deben haber invertido en convencerlo de que se trataba sólo de un muñeco, cuando Taylor tenía razón.

“Más de 60 años después estaba viendo Discovery Channel y vi un programa donde contaban que el esqueleto del parque de diversiones de Pike era de una persona real. Confirmó lo que siempre había sospechado”, sentencia.

Elmer McCurdy momificado
Elmer McCurdy momificado

Pero… ¿quién era esa persona?

Quizá, el cuerpo de aquel desafortunado seguiría en la feria de Pike asustando incautos de no ser porque en 1976, un equipo de grabación del programa El hombre nuclear, rentó el lugar para filmar uno de los episodios. Mientras preparaban el lugar, uno de los miembros del equipo vio un esqueleto colgando de una soga en un rincón del edificio y -curioso- le tocó el brazo, el cual se quebró al contacto. Al examinarlo en detalle, se percataron con horror de que no se trataba de un maniquí: eran huesos reales bajo lo que parecía ser piel disecada.

Tal como recoge la revista Slate, el cuerpo momificado pertenecía a Elmer McCurdy, un vagabundo que en 1911 asaltó un tren cerca de Okesa, en Oklahoma, llevándose como botín 46 dólares y dos botellas de Whiskey. El hombre se fugó hacia el norte, ocultándose en un granero en la frontera con Kansas. No llegó mucho más lejos, ya que la policía lo acribilló en el lugar.

Curiosamente, McCurdy viajaría más muerto que vivo. Dejado en una funeraria de la cercana ciudad de Pawhuska y en la certeza de que ningún familiar vendría por él, el dueño de la empresa decidió embalsamarlo y ofrecer a los locales darle un macabro vistazo, claro, por una módica suma.

Elmer McCurdy
Elmer McCurdy en su ataúd

Y donde hay un pillo, ¿por qué no dos? Cinco años más tarde, un hombre se dejó caer en el lugar asegurando ser un pariente lejano de McCurdy, a quien quería dar un funeral apropiado. En realidad se trataba del dueño de una feria itinerante, que se apropió del cuerpo momificado como una de sus atracciones.

Durante 60 años, el cadáver del malogrado fugitivo viajó de pueblo en pueblo, de feria en feria, a museos de cera y finalmente, recaló en el parque de atracciones de Pike, donde todos asumieron que se trataba de un muñeco. Sólo tras la confirmación de la policía, se logró establecer su identidad y -ahora sí- darle un entierro apropiado en el cementerio de Summit View en Guthrie, Oklahoma.

En su lápida, sólo figura su nombre, que fue muerto por la policía el 7 de octubre de 1911, y finalmente sepultado el 22 de abril de 1977. Quizá debió quedar algo de espacio para consignar que todas sus penurias post-mortem al menos sirvieron como el soplo de inspiración que ayudó a crear uno de los villanos de ficción más recordados de las últimas décadas: Skeletor.

Tumba de Elmer McCurdy
Allison Meier | Slate