Una graciosa equivocación ocurrida en julio de 2019 en Australia, terminó con un juicio por ingreso ilegal a un domicilio y ha captado la atención de medios internacionales, debido a lo inusual de la situación.

El hecho involucró a dos hombres, que fueron contratados por un tercero para llevar a cabo una particular fantasía sexual… pero las cosas terminaron mal porque ingresaron a la casa equivocada.

De acuerdo al periódico británico The Guardian, todo ocurrió el año pasado en una parte rural del estado de Nueva Gales del Sur, Australia, cuando los dos hombres mencionados fueron contratados por el cliente por Facebook, para irrumpir en su domicilio y llevar a cabo una fantasía que implicaba amarrarlo y el uso de una escoba.

Como parte de la interpretación, los hombres también llevaron machetes. Afirmaron que todo era sin un guión, así que podían improvisar.

Resulta de que el cliente se había cambiado de casa recientemente y había actualizado su dirección. Pero, en una confusión, los dos hombres llegaron a una vivienda localizada en la misma calle del domicilio antiguo.

Allí, encontraron a un hombre durmiendo, quien cuando vio una luz viniendo desde el living, pensó que se trataba de un amigo que usualmente acudía a tomar desayuno temprano en la mañana.

Entonces, los hombres le preguntaron su nombre, y recién ahí la tercera persona se quitó su máscara para dormir, encendió la lámpara en su velador y vio que se trataba de dos extraños que estaban junto a su cama, portando machetes.

Cuando les aclaró que no era la persona que buscaban, los hombres se disculparon y se fueron, diciéndole “disculpa, amigo”.

Y entonces, el residente llamó a la policía.

Los dos hombres se dirigieron hacia la nueva dirección, ubicada a varios kilómetros de allí, y dejaron los machetes en el auto a petición del cliente.

Luego, tomaron desayuno, y más tarde llegó la policía, quienes encontraron los machetes en el vehículo y detuvieron a los implicados.

Durante el juicio por allanamiento de morada que se llevó a cabo contra uno de ellos, se pudo probar que los hombres efectivamente fueron contratados para interpretar una fantasía sexual, por lo cual les iban a pagar unos 5 mil dólares australianos ($2,7 millones aproximadamente), según el periódico inglés Metro.

Asimismo, se determinó que si bien ingresaron ilegalmente el domicilio, no hicieron ningún intento por intimidar a la persona que allí residía, y se retiraron por voluntad propia al darse cuenta del error.

Ante ello, el juez decidió absolver al acusado de los cargos.