El bailarín solista ruso Pavel Dmitrichenko, liberado tras purgar tres años de cárcel por haber ordenado un ataque con ácido contra el director artístico del teatro Bolshói, sólo piensa en una cosa: volver a brillar en el célebre escenario moscovita.

“Vuelvo al Bolshói o pongo fin a mi carrera”, resume el bailarín de 32 años en una entrevista con la agencia uno AFP.

Pavel Dmitrichenko, que durante el juicio proclamó su inocencia, había sido condenado a cinco años y medio de cárcel por haber ordenado la agresión contra Serguei Filin.

Fue liberado en mayo pasado por buena conducta tras haber purgado la mitad de la pena. Desde entonces, seis veces por semana concurre al Bolshói para entrenarse con el objetivo de reingresar al cuerpo del ballet, cuyas crueles intrigas en los bastidores salieron a la luz con el episodio que lo llevó a la cárcel.

Masha and Pavel Dmitrichenko in the Bolshoi Ballet's "Raymonda" 😍💕💎 – @balletofrepertoire

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El teatro confirmó a AFP que aceptó que el bailarín participara en las clases de la mañana. “Eso no quiere decir que Pavel Dmitrichenko vaya a integrar la troupe de ballet del Bolshói”, aclaró la portavoz Katérina Novikova.

Para eso tendrá que esperar a que se libere un lugar y pasar una audición como cualquier otro candidato, explicó.

“Durante los últimos tres años mi cuerpo estuvo dormido. Pero ahora está despierto y obligado a correr un esprint de 100 metros: Para el cuerpo es un choque”, explica el solista de ojos claros y fino cabello rubio.

Recientemente interpretó cinco veces, en funciones de caridad, el Lago de los Cisnes, lo que le permitió medir el tiempo perdido. Problemas de articulación y de ligamentos y un desgarro en un muslo lo obligaron a consumir medicamentos contra el dolor.

No obstante, Dmitrichenko considera que recuperó 95% de su capacidad y espera estar al cien por cien a fines de año.

Pavel Dmitrichenko ingresó al Bolshói en 2002 y seis años más tarde ya era solista, un escalón por debajo del estatuto de bailarín estrella. Rápidamente se destacó en papeles sombríos como Iván el Terrible o el malvado del Lago de los Cisnes, pero fuera del escenario insiste en que no tiene nada que ver con los personajes malos que interpreta.

Según la justicia, Dmitrichenko ordenó el ataque cometido el 17 de enero de 2013 contra Serguei Filin, que quedó prácticamente ciego, para vengar a su compañera sentimental, Angelina Vorontsova, apartada del papel principal en El Lago de los Cisnes.

Pavel Dmitrichenko, militante del sindicato del teatro, negó haber solicitado que se hiriera gravemente a Filin, pero reconoció que había pedido que se le propinara una paliza.Ahora, Dmitrichenko afirma que Vorontsova no era su compañera y se considera víctima de acusaciones inventadas porque se oponía a la dirección.

El bailarín vive en el mismo edificio que Serguei Filin, que ya no es director del Bolshói, pero no lo ha visto desde su liberación. “No representa nada para mi”, afirma el solista, que piensa en el futuro y quiere olvidar los tres años pasados en la cárcel de Riazan, 180 km al sudeste de Moscú.

Vivió en una barraca, “en condiciones terribles”, con un centenar de presos, entre ellos altos funcionarios, profesores y presidentes de universidad, comenta.

“Las cárceles rusas son como los baños públicos, hay cualquier clase de personas”, dice el bailarín, que durante el cautiverio adoptó un gato gris al que llamó Yuki, “felicidad” en japonés.

Dmitrichenko dice que recibió ofertas de algunas troupes europeas pero que él quiere dedicar su vida al Bolshói, donde las condiciones de trabajo mejoraron con la nueva dirección nombrada tras el escándalo.

“Los escándalos constituyen la mejor publicidad”, desliza con una leve sonrisa. “Y no soy yo el que provocó ese escándalo”, afirma.