Japón es uno de los pocos países del mundo en el cual las mascarillas juegan un papel cotidiano en la vida de miles de personas, con o sin pandemia.

Todo se remonta a la gripe española, cuando este elemento de protección entró a sociedad nipona para quedarse.

Pero, contrario a la creencia popular, el uso del tapabocas no obedece a razones políticas ni a la imposición de gobiernos o a una obediencia sin cuestionamiento.

Es así como la confianza en la ciencia y en el desarrollo del conocimiento por parte de los japoneses instaló el uso de la mascarilla, lo que se profundizó con el tiempo y sus propios avances.

Así lo explicó a la BBC George Sand, profesor de historia japonesa de la Universidad de Georgetown.

“Hay una falsa creencia de que los japoneses adoptaron esta medida porque sus gobiernos son autoritarios y se trata de una obediencia ciega a las disposiciones gubernamentales, pero no es así”, partió.

“Lo hicieron porque confiaban en la ciencia. El uso de mascarillas era recomendación científica, vista por los japoneses de ese entonces, en un país que estaba en un proceso de industrialización, como la adaptación al mundo moderno, como un avance tecnológico”, detalló.

Durante la pandemia de gripe de 1918, Japón tenía 57 millones de habitantes y terminó con 23 millones de contagios y 390 mil muertes.

Según recordó Mitsutoshi Horii, profesor de Sociología de la Universidad de Shumei, el país implementó en esa crisis sanitaria estrategias de aislamiento, vacunación y uso de mascarillas para detener el avance de la enfermedad.

“El asunto es que la gente lo asumió como parte de su folclor, señalando que las mascarillas además eran una barrera entre el aire puro y la polución”, dijo.

Cuestión cultural

Lo anterior se vio reforzado con la epidemia del SARS, que azotó a oriente entre 2002 y 2003.

“Mientras en el resto de la región el virus afectó con fuerza a sus habitantes, en Japón no hubo víctimas”, rememoró Horii.

Efectivamente, en Japón solo hubo dos contagios y ningún muerto, caso muy diferente a China, donde se registraron más de cinco mil casi y casi 400 víctimas.

La mascarilla se enraizó aún más en la sociedad nipona con la destrucción de la planta nuclear de Fukushima, tras un tsunami.

“Es un tema cultural. Ellos adoptaron el uso de las mascarillas por muchas razones: para proteger a otros o a sí mismos, para ocultar su falta de maquillaje, para preservar su privacidad, o simplemente porque pensaban que las máscaras se veían bien, pero nunca por una imposición del gobierno”, cerró Sand.

Aparte del lavado constante de manos y el distanciamiento social, ocupar mascarilla es una de las recomendaciones de la autoridad sanitaria en esta pandemia.

Importancia de su uso

Usarla reduce las probabilidades de contagio, algo que podría haber jugado un rol clave en el panorama sanitario que vive Japón, que no decretó cuarentenas ni cierres prolongados.

Al cierre de esta edición, y de acuerdo a Johns Hopkins, cuyos datos son usados como referencia a nivel mundial, el país de Shinzo Abe acumula 24.093 casos y 984 muertos desde el inicio de la crisis.

Aquello es una diferencia diametral si se compara a países con igual desarrollo tecnológico o industrial, como Estados Unidos, donde el gobierno actuó lento y dio mensajes confusos acerca de las formas de cuidado.

Tan así fue que Donald Trump recién fue fotografiado usando una mascarilla el 12 de julio pese a ser el líder de la nación más afectada por el Covid-19 con casi 3,6 millones de casos y 138 mil muertes a este 17 de julio.