Un gran registro captó un australiano durante una tormenta en el sur de su país. El hombre, en el momento de salir fuera de su casa, vio cómo 10 sapos de caña utilizaban el cuerpo de una pitón para arrancar de la lluvia.

Paul y Anne Mock relataron al medio inglés The Guardian que el pasado domingo una tormenta tropical dejó 70 milímetros de agua caída en su pueblo, Kununurra, por lo que temían que el río que pasaba cerca se pudiera desbordar y provocar una catástrofe.

En su relato, Paul indicó que salió al exterior cerca de las 19:00 horas, para revisar si las barreras de madera que había puesto como refuerzo resistían el cauce. Pero hubo otra escena que llamó su atención.

Al ver el suelo, cerca del río, vio cómo una pitón de 3 metros y medio era utilizada por diez sapos de caña para escapar de la tormenta e ir hacia algún lugar más seguro para resguardarse del peligro.

“La serpiente se movía a toda velocidad por el pasto y todos los sapos estaban adheridos en la parte de atrás. Me sorprendió que ella no quisiera comérselos antes de trasladarlos. Al parecer buscaban un terreno más firme”, indicó el hombre.

Mock además grabó un video de la acción y lo publicó en redes sociales, donde se llenó de comentarios de expertos en el tema.

Uno de ellos fue la experta en anfibios Jodi Rowley, quien explicó que en realidad los sapos de caña son una plaga que ha invadido la zona norte de Australia. La especie, que se trasladó desde el sur en busca de comida, es venenosa y ha dañado a la fauna local de anfibios en un plazo de tres décadas.

Esta característica hace que este tipo de sapos no sean digeribles por parte de las serpientes de la zona, las cuales prefieren ignorarlos como parte de su dieta.

Rowley agregó que el veneno de los sapos de caña no resulta mortal para los seres humanos, aunque los puede llevar a sufrir mareos y vómitos por varios días.

Cabe señalar además que estos animalitos tienen mayor actividad durante la noche, sintiéndose muy atraídos por la luces de las casas que existen cerca de los lugares donde habitan.

“Recién aprendes a echar a los sapos del camino cuando entras en tu casa por la noche. Ellos se sienten atraídos por la luz. Siempre están en el suelo y tienes que esquivarlos para no pisarlos”, concluyó Paul Mock.