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El delicado estado de salud del Papa Francisco por una neumonía bilateral mantiene en alerta a millones de personas alrededor del mundo, aunque se informa que se mantiene estable y sigue con su tratamiento. En caso de su fallecimiento, se detallan los protocolos a seguir: el camarlengo Kevin Farrell deberá constatar oficialmente la muerte, la Santa Sede comunicará el deceso, se destruirá su anillo papal y se sellará su apartamento. Respecto a su funeral, se simplificarán ritos como el uso de un ataúd abierto y será enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor. Tras su muerte, se inicia el cónclave para elegir un nuevo Papa, donde los cardenales votarán hasta obtener dos tercios de los votos. La elección del nuevo sumo pontífice será anunciada con la famosa frase "Habemus papam".

El delicado estado de salud del Papa Francisco pone en alerta a millones de personas alrededor del mundo. No es algo menor: un eventual fallecimiento del sumo pontífice es un evento de grandes proporciones, que moviliza una serie de protocolos y formalidades.

Es importante dejar en claro que, aunque la recién diagnosticada neumonía bilateral ha complicado aún más la salud del jefe del Vaticano, de acuerdo con la información entregada por las fuentes oficiales, el obispo de Roma se ha mantenido estable y continúa con su tratamiento.

Considerando lo anterior, e independiente de si un anuncio de esta magnitud ocurre a corto o largo plazo, en este artículo explicamos qué sucedería en caso de que el Vaticano informe la muerte de Francisco, quien, además, adelantó en 2023 que su funeral será diferente al de sus predecesores.

La muerte de un Papa

En estricto rigor, la muerte de un Papa primero debe ser confirmada por un médico. No obstante, la tradición católica sostiene que es deber del camarlengo constatarlo de manera oficial.

El camarlengo es el presidente de la Cámara Apostólica y gobernador temporal en Sede Vacante. Actualmente, esta posición la ostenta el cardenal irlandés Kevin Farrell.

Según rescató Politico, una vez que un médico anuncie que el Papa ha fallecido, el camarlengo irá a visitar su cuerpo a su capilla privada, donde deberá llamarlo por su nombre de bautizo tres veces. El nombre del actual sumo pontífice es “Jorge Mario Bergoglio”. Cuando no responde, se declara la muerte y la Santa Sede comunicará el fallecimiento del líder espiritual de los católicos.

Así mismo, su anillo de pescador será destruido, como un símbolo de que su reinado ha llegado a su fin; y el apartamento papal será sellado.

Luto y funeral: ¿en qué se diferenciará de los anteriores?

Después del fallecimiento y posterior funeral del Papa emérito Benedicto XVI, Francisco anunció que estuvo trabajando con el maestro de ceremonias litúrgicas del Vaticano, Monseñor Diego Ravelli con el objetivo de simplificar los ritos de cara a su funeral.

Por ejemplo, se eliminará el requerimiento de que el Papa sea puesto en un catafalco en la Basílica de San Pedro para visualización del público. En cambio, se utilizará un ataúd abierto, el cual ya no será de tres capas de ataúdes diferentes —de ciprés, zinc y madera de olmo—, sino que constará de un solo ataúd de madera y zinc.

Según recogió The Associated Press, en palabras de Ravelli, con esta simplificación se pretende “subrayar aún más que el funeral del Romano Pontífice es el de un pastor y discípulo de Cristo y no el de un hombre poderoso de este mundo”.

Otro cambio significativo que tendrá lugar tras la muerte de Francisco es que será enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, en lugar de las Grutas Vaticanas, donde actualmente descansan los cuerpos de más de 90 Papas difuntos.

Por otro lado, elementos que sí se mantienen son el novendiario, una antigua práctica romana que comprende un periodo de luto nueve días. Además, su cuerpo será bendecido y vestido con su traje papal para ser exhibido ante miles de fieles que lo visitarán para presentar sus respetos. Por último, el funeral se llevará a cabo en la plaza de San Pedro.

Cónclave: la elección de un nuevo Papa

La muerte de un Papa da inicio al periodo conocido como Sede Vacante, que suele tener una duración de 15 a 20 días desde la muerte del sumo pontífice hasta el inicio del cónclave.

El cónclave es el proceso de elegir un nuevo Papa, el cual es llevado a cabo por el Colegio Cardenalicio, y se rige por estrictas medidas de seguridad y confidencialidad. Aquí, no existen campañas o propaganda para elegir al nuevo máximo representante de la Iglesia Católica.

El día de la votación, la Capilla Sixtina es sellada completamente, impidiendo el ingreso de personas ajenas que pudieran interferir con la votación. Solo los cardenales menores de 80 años pueden votar, lo que se hace escribiendo el nombre de su candidato elegido.

Se vota hasta que una persona, a menudo un cardenal, haya obtenido al menos dos tercios del total de las votaciones. Por lo que un cónclave puede tomar varios días. Según recordó Politico, el más largo en la historia llegó a durar tres años.

Inmediatamente después de cada votación, todas las papeletas son quemadas. Si el humo que sale de la chimenea de la Capilla es negro, significa que aún no se ha elegido a un nuevo Papa. Por el contrario, si el humo es blanco, significa que ya se ha escogido al nuevo sumo pontífice. De ahí que proviene el dicho “haber humo blanco” para referirse a que se ha logrado un acuerdo o solución para algo.

El nuevo sumo pontífice

Según explica la Enciclopedia Británica, cuando alguien recibe la cantidad necesaria de votos, el decano del colegio cardenalicio le preguntará formalmente si acepta esta elección y cuál será su nombre. A menudo, este rinde homenaje a algún santo.

El decano se pronunciará en el balcón central de la Basílica de San Pedro, y declarará “Habemus papam”. Luego, a su lado y utilizando las túnicas pontificias, aparecerá el nuevo Papa para dar su bendición a la multitud.