La acción del Biobío es un llamado ineludible. Es imperativo que esta voluntad política se convierta en una política de Estado.

El reciente acuerdo histórico del Consejo Regional del Biobío (CORE), destinando $12.800 millones a la recuperación de áreas quemadas y la prevención de incendios forestales, marca un verdadero cambio de rumbo. Esta decisión rompe con años de inacción estatal frente a la crisis del sector, estableciendo una ruta de avance que debe ser replicada en todo el país.

La aprobación de los Programas FNDR de Recuperación Productiva y de Prevención y Mitigación de Incendios son la base para recuperar un sector en crisis. El gobernador regional, Sergio Giacaman, ha destacado que con esta inversión se asume la vocación forestal del “pulmón de Chile”. Por su parte, el director regional de Conaf Biobío enfatizó que estos proyectos son esenciales para generar “más empleo, más productividad”, demostrando que la solución a la crisis es un imperativo económico regional.

El Biobío ha demostrado que existe la voluntad política para actuar; ahora el desafío es transformar esta acción en Política de Estado. La inversión de M$9.800 en recuperación permitirá reforestar 4.000 hectáreas y apoyar directamente a 450 familias de pequeños propietarios, una medida que el sector productivo valora como un quiebre largamente esperado.

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Esta acción debe ser la palanca definitiva para impulsar la Ley de Fomento Forestal. La Ley es la herramienta clave para avanzar en una planificación que defina usos de suelo de aptitud forestal claros y sostenibles.

Su enfoque debe ser social y de desconcentración económica, entregando incentivos directos a los pequeños y medianos propietarios para recuperar sus suelos, generando desarrollo territorial y empleo local en las comunas afectadas.

Junto con esto, valoramos que el programa del GORE de prevención de incendios —que fomenta comités, alertas y gestión de vegetación— recoja esos elementos esenciales para contar con una buena Ley de Incendios, cuya prioridad también debe ser la seguridad, recordemos que el origen del problema es criminal: los incendios forestales no son un fenómeno climático inevitable; son un fenómeno intencional.

La acción del Biobío es un llamado ineludible. Es imperativo que esta voluntad política se convierta en una política de Estado. Es por esto que hacemos un llamado al Ejecutivo y al Congreso a poner fin a la pasividad y a proteger, recuperar y valorar este sector tan relevante para el futuro de Chile.

Alejandro Casagrande
Presidente CORMA Biobío Ñuble
Miembro de la red Futuro Madera

Michel Esquerré
Presidente nacional de Pymemad
Miembro de la red Futuro Madera

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