“Me pica todo el cuerpo y no me deja dormir”, dice Catalina, una de tantos menores con ampollas y heridas en sus cuerpos tras la nube tóxica que emana de alguna de las industrias de Quintero, sumida en una crisis ambiental.

Enormes ronchas rojas, ampollas y lesiones aparecieron en el torso de Catalina, de 10 años, desde que el 21 de agosto se han producido varios episodios de intoxicaciones masivas de la población en este polo industrial de la región costera de Valparaíso que desde hace casi medio siglo ha sufrido varias crisis ambientales.

“El 23 de agosto, Catalina me dijo: me duele un poquito aquí (en la espalda) mamá, y vi que tenía como cuatro ampollas”, dijo a la AFP Karina Muñoz, madre de Catalina.

Tres días después, las ampollas se multiplicaron en el cuerpo de Catalina provocándole picazón y molestias que después de casi dos semanas no la dejan dormir.

En total, unas 600 personas han acudido a centros médicos con un cuadro clínico atípico como vómitos de sangre, dolores de cabeza, mareos, parálisis de las extremidades, además de los problemas de piel que han sufrido en particular los niños, en las dos últimas dos semanas en Quintero y Puchuncaví.

Comentario de Katherine Cubillos y Tomás Mosciatti en la edición matinal de Radiograma.