Un grupo de científicos chilenos descubrieron cómo crear un antibiótico a partir del erizo de mar. Este proceso no afectaría con la vida de estos seres vivos.

Un grupo de académicos de la Universidad Técnica Federico Santa María descubrieron cómo realizar un antibiótico a partir del erizo de mar.

El descubrimiento llegó a partir de ovas (huevos) liberadas por la especie, cuyos compuestos sirven para combatir diversas enfermedades e infecciones en la piel, dentales o ginecológicas.

De acuerdo al nuevo método, estos huevecillos de la especie poseen propiedades antibióticas, antioxidantes y farmacológicas. Este nuevo proceso logró ser patentado en Estados Unidos y en Chile, y ya cuenta con la aprobación en Noruega.

El proyecto desarrolló un método para extraer compuestos del erizo negro que se utilizan como insumo de medicamentos.

Uno de ellos es el equinocromo A, un pigmento que produce el sistema inmune del erizo negro de mar. A través de un método nuevo, los científicos extraen los componentes desde las ovas y así el erizo puede volver a su ecosistema, lo que convierte esta práctica en una práctica sustentable.

Un remedio sin maltrato

Erwin Strahsburger, investigador responsable de la secuenciación genómica en el Laboratorio Molecular Atacama de la Universidad de Atacama, destacó la innovación del proyecto.

“Los erizos tienen fecundación externa, es decir, liberan las ovas y sus espermatozoides al mar, en donde se fecundan. Entonces la innovación consiste en inducir la ovulación de la hembra del erizo negro, colectar sus ovas y utilizarlas como fuente natural. El proceso tiene un muy reducido impacto ambiental ya que no se afecta la vida de la hembra”, dijo.

La importancia del nuevo medicamento

Michael Seeger, académico del Departamento de Química de la USM y director del programa de Doctorado en Biotecnología USM-PUCV, explicó que “nosotros demostramos que estos compuestos tienen interesantes propiedades antibióticas contra varios patógenos humanos”.

El equipo de investigación, conformado por Seeger, Strahsburger, la investigadora Myriam González y el doctor Franco Cárdenas, sugiere que estos compuestos pueden ser aplicados en diversas enfermedades causadas por microorganismos.

Entre ellas destacan infecciones en la piel, enfermedades dentales, ginecológicas y más.