Terry Greear es un hombre de 42 años, muy atlético y con buen estado de salud, que trabaja como entrenador en una escuela de la Florida en Estados Unidos. Sin embargo, su vida dio un drástico giro tras contagiarse de covid-19.

Un día comenzó con problemas para respirar, seguido de una fiebre alta que no disminuía y sus dedos de las manos se habían tornado de color azul. En ese momento fue trasladado de urgencia al hospital local, donde ue diagnosticado por coronavirus y él no sabía si esa sería la última vez que vería a su esposa e hijos.

Su rápido deterioro de salud lo obligó a estar internado 72 días, tiempo en el que en su mayoría estuvo inconsciente en la Unidad de Cuidados intensivos.

Su esposa Stephanie, en conversación con CNN, dijo que vivió momentos muy angustiantes, en que cada vez que sonaba el teléfono, no sabía con qué tipo de noticia se iba a encontrar. No obstante, para ella, lo peor vino cuando supo que su marido había sido intubado y puesto en un coma inducido para tratarlo.

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“Fue la peor llamada que he recibido en mi vida. No podía creer lo que había pasado (…) Pregunté a los médicos y a las enfermeras si podía oírme y la doctora me dijo que fuera a hablar con él, aunque no estaban seguras de si podía oírme”, relató.

Con el paso de los días, la salud de Terry fue empeorando. Bajó 22 kilos y sus pulmones colapsaron dos veces. A veces tenía momentos de lucidez luego de despertar el coma, donde recuerda mirar las fotografías que su esposa dejó en su habitación de hospital.

“Cada vez que volvía en sí, o me despertaba, veía fotos, y la primera foto que veía era este corazón que dice ‘Te queremos’. Eso me daba un poco de alivio. Saber que no están físicamente allí pero que puedo verlos”, manifestó el afectado.

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Tras su deteriorada salud, el personal médico debió conectarlo a un respirador, una sonda para alimentarlo y un bypass pulmonar para ayudarle a que sus órganos no dejaran de funcionar.

Sin embargo, luego de unos días, vino la peor parte para él: comenzar a luchar por su vida pese a no tener fuerzas para hacerlo. “Mi mujer me dijo: ‘Tienes que hacer esto’. Algo me impulsó a empezar a luchar. Y luché mucho”.

Luego de un tiempo el coronavirus comenzó a reducir los efectos en su cuerpo, pero aún estaba muy débil para realizar las tareas básicas. “Intentar ponerme un calcetín con las dos manos era imposible. No había forma de que pudiera hacerlo. Mi cerebro decía: Esto es lo que debes hacer. Pero mi cuerpo me decía: No, no puedes”, relató Terry.

Terry y su familia tras vencer el covid | Instagram

Comenzó un programa de rehabilitación y en unas semanas pudo volver a su hogar junto a su familia, pero acompañado de un tanque de oxígeno y un andador que le otorgara mayor independencia y ahora su meta es comenzar a correr y lograr hacer cinco kilómetros, pero antes quiso compartir un mensaje.

“Vacúnense. No quiero que la familia de nadie más tenga que pasar por lo que pasó mi familia. La mujer o el marido de nadie tiene que decir a sus hijos que mamá o papá pueden no volver a casa”, concluyó Terry.