Aunque en el mundo existen millones de horarios de trabajo, los domingos suelen ser considerados como un día de descanso para la mayoría.

Pese a esto, para algunos trabajadores la tarde del domingo puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza debido a la ansiedad que le genera imaginarse tener que volver a trabajar en pocas horas más.

Esa sensación, que en algunos casos llega a afectar de manera física a la persona, recibió el nombre de Síndrome del Domingo.

¿Qué es?

El portal Psichology Today describe este problema -que aún no ha sido calificado como enfermedad- como “la aversión que tenemos por el regreso del lunes al trabajo/escuela, el duelo que sentimos por el fin del fin de semana y la sensación general de desesperación o nostalgia que sentimos por la promesa que ofrecen los viernes por la tarde al comenzar una nueva semana”.

En 2006, fue la psicóloga norteamericana Larina Kase, quien se dio cuenta que este era un problema más amplio del que se pensaba y comenzó a realizar varias investigaciones en el Centro de Estudio y Tratamiento de la Ansiedad de la Universidad de Pensilvania.

Según la experta, algunos de los síntomas emocionales son: ansiedad, angustia, inestabilidad emocional, miedo, sensación de vacío, tristeza, melancolía y una predisposición a centrarse en los aspectos negativos del mundo y la existencia, según consignó el diario español El País.

En cuanto a los síntomas físicos, se puede experimentar: problemas de digestión, dolores de cabeza o una mayor dificultad para conciliar el sueño.

Insatisfacción laboral

Si bien las consecuencias de estos síntomas suelen pasar durante el lunes cuando se retoma la actividad, sigue siendo un problema al que prestarle atención, considerando que puede presentarse 52 veces al año, y que además enciende ciertas alertas.

Los estudios de Kase determinaron que una de las causas del Síndrome es “algún grado de insatisfacción laboral”.

“Es una situación que ocurre después de haber pasado el fin de semana a gusto y tras ello tienes que volver al día siguiente a un trabajo que no te gusta, en el que estás incómodo, aburrido y/o no te motiva”, explicó al portal El Confidencial, Juan Castilla, psicólogo clínico, especialista en inteligencia emocional y psicología positiva.

“Anticipas el malestar que te va a provocar la rutina de la semana. Por ello, se produce este estado de ánimo triste, ya que pierdes ese disfrute de ocio y esa libertad a la que te habías acostumbrado”, agregó.

Por su parte, Marisol Delgado, psicóloga y especialista en psicoterapia por la European Federation of Psychologists Associations (EFPA), aseguró a El País, que “si el trabajo es ya un problema grave, es muy probable que el síndrome del domingo se dilate hasta el jueves y, en ese caso, lo mejor es ir buscando un nuevo empleo”, aseguró.

Cómo evitarlo

Suzanne Degges-White, profesora y directora del Departamento de Consejería, Educación para Adultos y Educación Superior de la Universidad del Norte de Illinois, entregó algunos consejos para hacer frente a estas sensaciones.

De partida, aseguró que hay que tratar de conseguir la mayor ventaja que se pueda durante la semana laboral, en otras palabras atar “tantos cabos sueltos como pueda el viernes”.

“Saber que ha manejado todas las crisis potenciales conocidas antes del lunes por la mañana puede reducir parte del temor y la ansiedad que se apoderan de los domingos por la noche. Un escritorio limpio el viernes a las 5 puede llevar a una mejor actitud los lunes a las 8”, dijo.

Añadió también que “las rutinas pueden ser reconfortantes, pero si es la rutina del domingo tratar de encargarse de la preparación para la semana, cámbiela”.

“Empaque su bolsa de trabajo del lunes el viernes por la noche o el domingo por la mañana a primera hora para que todo lo que tenga que hacer el domingo por la noche sea empacar su almuerzo o descansar un rato en lugar de buscar llaves, iPads, etc”, dijo.

Otra alternativa es buscar una actividad que permita romper con esos síntomas, como salir a caminar, jugar algún juego o reunirse con la familia o amigos a conversar. “Tómate un descanso de salud mental y piérdete en algo divertido”, aconsejó.