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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

A nivel mundial, se estima que 57 millones de personas viven con demencia, cifra que se espera triplique para 2050. Investigaciones señalan que la fragilidad física y la depresión aumentan el riesgo de demencia en adultos mayores, contribuyendo alrededor del 17% del riesgo general. Estudio internacional realizado en la Universidad de Zhejiang reveló que la interacción entre fragilidad física y depresión incrementa significativamente el riesgo de demencia. Se sugiere que intervenciones dirigidas a estas condiciones podrían reducir el riesgo de demencia.

A nivel mundial, unos 57 millones de personas viven con demencia, una cifra que se espera que se triplique para 2050, señalan las investigaciones publicadas, que hasta ahora, se han centrado principalmente en las asociaciones individuales entre la fragilidad física o la depresión y el riesgo de demencia, a pesar del hecho de que ambos tienen factores fisiológicos y patológicos en común.

La demencia no aparece de un día para otro. En muchos casos, se va gestando de forma lenta, casi imperceptible, mientras pequeños cambios físicos y emocionales se acumulan con el paso de los años. Lo preocupante es que algunos de estos cambios suelen normalizarse como parte inevitable del envejecimiento, cuando en realidad podrían estar enviando señales importantes.

Fragilidad física y depresión aumentan el riesgo de demencia

La fragilidad física y la depresión concomitantes probablemente aumentan el riesgo de demencia en las personas mayores, según una investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zhejiang (China).

Además, según el trabajo, la interacción de estos dos factores por sí sola contribuye con alrededor del 17% del riesgo general, tal y como sugieren los hallazgos de este estudio internacional, publicado en la revista de acceso abierto ‘General Psychiatry’.

Para explorar la posible interacción entre estos dos factores sobre el riesgo de demencia en adultos mayores, los investigadores rastrearon el diagnóstico de cualquier tipo de demencia en 220.947 participantes (edad promedio: 64; 53% mujeres) de tres grandes grupos de estudio.

La fragilidad física se evaluó utilizando versiones modificadas de los criterios de fragilidad de Fried, en los que una persona se considera frágil si tiene 3 o más de los siguientes indicadores:

  • Pérdida de peso involuntaria
  • Agotamiento autoinformado
  • Baja actividad física
  • Velocidad de marcha lenta
  • Fuerza de agarre débil
  • En tanto, la depresión se evaluó a través de respuestas a cuestionarios de salud mental o en combinación con registros de ingreso hospitalario.

    En cuánto aumentan la probabilidad de demencia

    En comparación con aquellos con buena salud física, los participantes frágiles de los tres grupos eran mayores, tenían más probabilidades de ser mujeres, pesar más, tener más enfermedades crónicas y un nivel educativo más bajo.

    Durante un período de seguimiento promedio de casi 13 años, 9.088 personas fueron diagnosticadas con demencia de cualquier tipo.

    >El análisis de los datos reveló que, en comparación con aquellos con buena salud física, aquellos que eran frágiles tenían más de 2,5 veces más probabilidades de ser diagnosticados con demencia, mientras que la depresión estaba asociada con un riesgo 59% mayor.

    Y los participantes que eran físicamente frágiles y deprimidos tenían más de tres veces más probabilidades de ser diagnosticados con demencia que aquellos con buena salud física y mental. Es más, se observó una interacción adicional significativa entre la fragilidad física y la depresión, con alrededor del 17% del riesgo general de demencia atribuible a estos dos factores combinados.

    “Estos resultados subrayan la compleja relación entre la fragilidad, la depresión y la función cognitiva”, escriben los investigadores.

    Más resultados

    “Niveles más bajos de fragilidad pueden permitir que el sistema de salud compense parcialmente la carga cognitiva de la depresión y, de manera similar, niveles más bajos de depresión pueden permitir que el sistema mitigue la carga de la fragilidad”, sugieren.

    “Sin embargo, una vez que ambos factores superan un cierto umbral, esta capacidad compensatoria puede verse comprometida, lo que lleva a un fuerte aumento del riesgo de demencia”, añaden.

    Este es un estudio observacional y, por lo tanto, no se pueden extraer conclusiones definitivas sobre la relación causa-efecto. Los investigadores recomiendan cautela en la interpretación de los hallazgos, principalmente porque las definiciones de fragilidad física, depresión y demencia variaron entre las tres cohortes.

    Sin embargo, los investigadores concluyen: “Dado que la fragilidad física y la depresión son modificables, las intervenciones simultáneas dirigidas a estas afecciones podrían reducir significativamente el riesgo de demencia”.