Aunque durante años el botox fue sinónimo de rostros sin arrugas, hoy, también se puede asociar a la intimidad masculina, que se suma a la tendencia con el escrotox (scrotox en inglés), un procedimiento poco comentado, que no es quirúrgico ni permanente.
En concreto, consiste en la aplicación de toxina botulínica tipo A (botox) en la piel del escroto mediante microinyecciones, con la finalidad de bloquear la contracción muscular y la actividad de las glándulas sudoríparas.
El resultado, según quienes lo promueven, es un escroto más relajado, menos arrugado, con testículos que cuelgan de forma más suelta y una notable reducción de la sudoración y el mal olor en la zona.
No debe confundirse con la cirugía de lifting escrotal o reconstrucción del escroto, que consistente en rejuvenecer el aspecto de los testículos mediante la eliminación de la piel sobrante de la zona.
Qué es el scrotox: procedimiento masculino
El médico y cirujano plástico Esteban Sarmentero, comentó a Marca España (cuando se rumoreó que Cristiano Ronaldo se hizo un escrotox), que el procedimiento se realiza en consulta, dura entre 30 y 45 minutos y no requiere anestesia general.
El experto agrega que sus efectos son temporales y se extienden entre tres y seis meses, por lo que quienes optan por este tratamiento deben repetirlo dos veces al año. Los efectos secundarios descritos suelen ser leves: inflamación, enrojecimiento o pequeños hematomas.
Si bien, haciendo una búsqueda por clínicas estéticas, pareciera que aún no se ofrece este procedimiento en Chile, sí es posible encontrar una oferta amplia en clínicas de Argentina, México, España, etc, que rondan los 3 mil Euros como valor, o sea, cerca de 3 millones de pesos chilenos.
Cada uno de los centros estéticos consultados en su página web, ofrecen los mismos beneficios de scrotox: “conseguir un escroto sin arrugas con una apariencia de mayor tamaño”.
¿Funciona realmente, o está contraindicado?
Eso sí, el scrotox también se presenta como una solución funcional para hombres con sudoración excesiva, algo no exento de controversia. Algunos especialistas, como el médico influencer estadounidense, con más de 1.5 millones de seguidores, Anthony Younautor, advierten que los beneficios visuales son limitados y que, incluso, el efecto de caída del escroto puede generar la ilusión óptica de un pene más pequeño.
Además, sugirió estudios que evidenciarían que alterar la dinámica muscular y térmica de la zona podría afectar la producción de esperma, por lo que lo calificó como “probablemente, el procedimiento cosmético más estúpido de la historia”.
Por eso, los expertos coinciden en una recomendación clave: antes de seguir una moda estética, el scrotox debe evaluarse caso a caso y siempre con asesoramiento médico especializado, preferentemente de un urólogo.
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