Las personas que duermen de seis a siete horas por noche tienen la menor probabilidad de fallecer de un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular en comparación con las que duermen menos o más.

¿La razón? La falta de sueño ejerce efectos nocivos a nivel de nuestro metabolismo, sistema inmunitario y hormonal. Las duraciones cortas y largas del sueño están relacionadas con una mayor probabilidad de diabetes, sobrepeso, hipercolesterolemia e hipertensión arterial. Todo ello deriva en un aumento en la probabilidad de sufrir ictus, infartos y otra serie de complicaciones cardiovasculares.

De acuerdo al Colegio Americano de Cardiología, tanto dormir poco como tener un sueño de poca calidad o con interrupciones provoca una serie de cambios en nuestro organismo. A nivel nervioso, hay un aumento del tono simpático, que es la parte del sistema nervioso autónomo diseñada para el estrés, la huida o el ataque. Aumentan tanto los niveles de presión sanguínea como nuestras pulsaciones y se movilizan nuestras reservas de energía.

Pixabay

Estos cambios conducen a mayor frecuencia de hipertensión arterial, arritmias, elevación de colesterol y azúcar en sangre. A nivel endocrino, la mayor resistencia a la insulina hace que sea más probable el desarrollo de sobrepeso y diabetes.

Además, durante el sueño, el sistema inmunitario libera proteínas llamadas citocinas, algunas de las cuales ayudan a promover el sueño. Algunas citocinas deben aumentar cuando tienes una infección o inflamación o cuando estás estresado. La falta de sueño puede reducir la producción de estas citocinas protectoras.

También, los anticuerpos y las células que combaten infecciones disminuyen durante los períodos en los que no duermes lo suficiente. Por lo tanto, tu cuerpo necesita dormir para combatir enfermedades infecciosas, según se explica desde Clínica Mayo.

¿Cómo mejorar el sueño?

Pueden ser muchas las razones del por qué no estás durmiendo bien. Se atribuyen a los niveles de estrés y ansiedad o que el entorno donde descansas no es el adecuado. No obstante, hay algunos consejos que los especialistas recomiendan para mejorar las horas de descanso.

Primero, una de las cosas más importantes es establecer horarios para dormir. Esto es que ojalá durante tu semana tengas un horario para irte a la cama y así acostumbrar a tu cuerpo a mantener un ritmo de descanso.

Segundo, si durante tu días libres decides tomar una siesta, que esta no pase de los 20 0 30 minutos. Dormir más significaría restar horas de descanso a la noche, generando episodios de insomnio, según señala Clínica Mayo.

Tercero, aumentar el ejercicio físico que hacemos durante el día, sabiendo que puede tomarnos unos cuantos meses hasta que impacte positivamente en la calidad de nuestro sueño. Realizar actividades físicas cotidianamente, nos hace liberar estrés y energía acumulada, por lo que el descanso será más reparador por las noches.

Pixabay

Cuarto, evitar ir a la cama mirando luz artificial. Los expertos recomiendan siempre apagar el celular y dejarlo lejos de tu velador, para que no tengas la necesidad de mirarlo, al igual que con la televisión. Esto, porque la luz activa tu cerebro haciendo que sea más difícil conciliar el sueño.

Quinto, si tienes dificultades diarias para dormir, quizás podrías probar técnicas de relajación antes de pensar en acostarte, además de evitar situaciones que te generen mayor estrés como las discusiones, trabajar hasta última hora, etc.

Si bien no está bien establecida la causa, dormir más de 9 horas diarias parece igual de perjudicial que dormir por debajo de 6 horas diarias. En general, un sueño de mala calidad puede ser el origen de problemas como sobrepeso, diabetes, hipertensión arterial, tabaquismo y a la larga aumentar la probabilidad de tener un evento cardiovascular.

Según Clínica Mayo, la cantidad óptima de sueño para la mayoría de los adultos es de siete a ocho horas de buen sueño por noche. Los adolescentes necesitan de nueve a 10 horas de sueño, mientras que los niños ene dad escolar necesitan 10 o más horas de sueño.