Señor director:

En Chile, el sarampión causó 3.264 muertes el año 1964. En la actualidad, en nuestro país, nadie fallece por este virus. Entre 1969 y 1970, 54 niños fallecieron por poliomielitis y varios sobrevivientes desarrollaron secuelas por esta infección viral; desde 1976 no hay casos de polio en Chile.

En el mundo, un tercio de quienes se enfermaban de viruela fallecía; hoy nadie padece viruela porque la infección fue erradicada hace varias décadas. Estos son solo algunos de los positivos impactos en salud que demuestran la efectividad de las vacunas cuando se administran a una alta proporción de la población, no solo en nuestro país sino en todo el mundo.

Estas exitosas experiencias confunden a algunos que creen que no se justifica seguir vacunando porque el riesgo no existe. Sin embargo, es precisamente la permanente estrategia de vacunación la que controla el riesgo y, como se ha evidenciado en diversas partes del mundo, la disminución en la proporción de la población vacunada es paralela al resurgimiento y al aumento de casos.

Por esto es grave la actual amenaza levantada por grupos de personas y autoridades que actúan en contra de las vacunas, en pleno siglo XXI, cuando se dispone de avanzadas tecnologías y de una deslumbrante inteligencia artificial.

Durante el 2025, centenares de casos de sarampión se han reportado en EE.UU., incluso con algunos niños fallecidos por esta enfermedad. El factor común entre los enfermos es la ausencia de vacunación.

Es claro que no se viviría esta situación si la población estuviera vacunada, por lo que no se comprende que las autoridades de este país se dirijan en la dirección opuesta y en ciertos estados estén evaluando eliminar la obligatoriedad de la vacunación.

La vida en comunidad conlleva derechos, pero también deberes y es precisamente en salud pública donde las decisiones individuales demuestran su impacto en la comunidad entera, por lo que es válido preguntarse, como sociedad, si es o no legítimo que quienes deciden no vacunarse expongan al riesgo a su entorno social, al infectarse y transmitir las infecciones.

¿Será que el ser humano no aprende de la historia?

Dra. Vivian Luchsinger F.
NI de Microbiología
ICBM
Facultad de Medicina
Universidad de Chile

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