Las Relaciones Internacionales son complejas y requieren un alto grado de conocimiento para comprender las causas y efectos de las acciones de los entes políticos. No se aprenden “en la vida misma”, como bien nos quedó claro bajo la administración del ex Presidente Piñera. Por otro lado, cada día cobra más importancia el conocimiento por parte de los representantes del Estado -tanto en el interior como en el exterior- de la llamada “Diplomacia Pública”, una dimensión que se expresa en el uso de las redes sociales y las cuentas oficiales. Esto no es banal. Es una expresión de la voluntad del Estado que puede tener efectos políticos y/o jurídicos. Recordemos que en el juicio Bolivia v. Chile en la Corte Internacional de Justicia, nuestro país invocó como prueba de las contradicciones de la posición boliviana un tuit del ex Presidente Evo Morales.

Esta semana hemos observado varios hechos que nos demuestran que nuestra Cancillería y otros actores de la política nacional están al debe en ambas dimensiones: real conocimiento de las Relaciones Internacionales y de la Diplomacia Pública. Pasaremos por alto el tuit borrado de la cuenta oficial de Twitter de la Embajada de nuestro país en Reino Unido. Lo dejaremos como una anécdota. Más nos interesa lo que ha ocurrido específicamente en relación a Cataluña. Aquí hay tres eventos no directamente relacionados que nos llaman la atención.

Primero, la designación de Germán Berger como agregado cultural en Barcelona. El currículum y competencias para el cargo son indiscutibles. Lo complejo es la destinación a la capital de la Comunidad Autónoma de Cataluña y no en Madrid. Como lo señaló el Cónsul de Chile en Barcelona, Jaime Ferraz -en comunicación de fecha 4 de julio y que se hizo público-, éste manifestó su sorpresa por la llegada del sr. Berger y representó que “este tipo de decisiones … deben ponderar los efectos políticos en esta Comunidad Autónoma y cómo puede ser utilizado el hecho que una Agregaduría Cultural para España funcione desde Barcelona y no desde Madrid. Particularmente, cuando en circunstancias que el independentismo catalán puede usar ese argumento en beneficio de su causa política, lo que no se condice exactamente con los intereses de nuestra Política Exterior”. Estamos muy de acuerdo con la observación del sr. Ferraz.

Para comprender mejor la problemática, recurriremos a la definición que de “Protodiplomacia” da el Dr. Ivo Duchacek, que la entiende como “aquellas iniciativas y actividades exteriores de un gobierno no central que incluyen un mensaje separatista en sus relaciones y vínculos económicos, sociales y culturales con países extranjeros”. Bien conocemos las tensiones que aún existen entre independentistas catalanes con aquellos que desean seguir siendo parte de España. Efectivamente, en las actividades protodiplomáticas de los entes que se quieren escindir del Estado al que pertenecen, es muy relevante la política exterior y los vínculos internacionales. Se utilizan como una forma de legitimación exterior a su deseo de independencia. Y es aquí donde los terceros Estados deben tener especial cuidado. No se puede intervenir en los asuntos internos y, en este caso, se deben mantener las relaciones de Estado a Estado, sin perjuicio de los vínculos subestatales que se puedan desarrollar. Muy mala señal es la dada por el Estado chileno en este sentido.

Segundo, y muy vinculado con lo anterior, en tuit publicado el 7 de julio por la cuenta oficial de la Embajada chilena en España, se informa de la visita del embajador Javier Velasco a la Delegación del Gobierno en Cataluña en Barcelona junto al Cónsul Ferraz. En dicho tuit, se dice que la agenda del embajador sigue “fomentando relaciones entre Chile y Cataluña en beneficio de l@s ciudadan@s”. Nuevamente, esta expresión de la relación de un Estado con una Comunidad Autónoma en cuyo seno se viven tensiones separatistas, nos parecen imprudentes, desconociendo los efectos políticos y jurídicos que se pueden derivar. Justamente, y como lo había advertido el Cónsul en su carta, en tuit del Departament d’Acció Exterior i Govern Obert, Generalitat de Catalunya del 7 de julio, se publican fotos de la visita donde no aparece la bandera española, violando las normas del Real Decreto que regula el uso de ésta que señala que “cuando se utilice la bandera de España ocupará siempre lugar destacado, visible y de honor”. Lo más delicado de esta imagen es que existe un protocolo de uso de banderas -Ley 39/1981, de 28 de octubre- por la que se regula el uso de la bandera de España y el de otras banderas y enseñas y se sanciona su no cumplimiento. Lamentablemente, la imagen de los representantes chilenos aparecen no cumpliendo con las normas del Estado donde ejercen sus funciones, lo que nos pone en una posición políticamente incómoda.

Tercero, y no directamente vinculado con lo anterior, el mismo día 7 de julio se efectuó un acto híbrido en el Parlamento Europeo en Bruselas, denominado “La Convención Constitucional de Chile, un ejemplo para Europa”. En esta actividad participaron la ex presidenta de la Convención, Dra. Elisa Loncón y el ex Vicepresidente, Dr. Jaime Bassa. Lo particular de esta actividad es que fue organizada por los eurodiputados catalanes Carles Puigdemont y Antoni Comin. Ambos eurodiputados se fugaron de España tras la declaración unilateral de independencia (puesta en suspenso inmediatamente) efectuada en 2017 por Puigdemont cuando era Presidente de la Generalitat. Ambos están viviendo en Bélgica y con recursos judiciales en curso. Curiosamente, el día de esta actividad, el Tribunal General de la Unión Europea (TGUE) declaró inadmisible el recurso de ambos contra la decisión del ex presidente del Parlamento Europeo, Antoni Tajani, de no reconocer su condición de eurodiputados tras las elecciones europeas de mayo de 2019. “En una semana el Abogado General de la UE presentará sus conclusiones sobre el alcance de las euroórdenes del Tribunal Supremo contra Lluís Puig, Clara Ponsatí, Puigdemont y Comin en respuesta de las prejudiciales presentadas por el juez Pablo Llarena ante el Tribunal de Justicia de la UE”, según consigna el diario El Independiente.

En estos tres eventos apreciamos desconocimiento de los principios más básicos de la Política Exterior que deben guiar a un Estado y falta de prudencia política que preocupan. Si bien los convencionales no son propiamente autoridades representativas de Chile en el exterior, el que su actividad se haya llevado a cabo el mismo día en que se hacen públicos los tuits de la visita del embajador Velasco a Barcelona -con las características ya señaladas- y sumado al lugar de residencia del agregado cultural, nos hace preguntarnos cuán conscientes están nuestras actuales autoridades de los efectos que producen sus decisiones y comunicaciones oficiales. Las relaciones entre España y Chile son muy buenas y es uno de los países de la Unión Europea con quien nuestro país más afinidad tiene. Actualmente nos encontramos haciendo las gestiones para la firma de la modernización del Acuerdo de Asociación y la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales ha manifestado su intención de abrir capítulos del acuerdo al que llegaron las partes en octubre del año pasado, lo que no ha sentado bien en Bruselas.

Chile es un país que depende en gran medida de su vinculación con el exterior. Es esencial para nuestro país tener las mejores relaciones posibles, en especial con Estados con los que tradicionalmente hemos tenido lazos estrechos. Vivimos tiempos complejos, con grandes desafíos nacionales y globales y no está el escenario para “lapsus” ni “errores” en nuestra Política Exterior. La vara en materia internacional había quedado bastante baja en la administración anterior. Esperamos que ésta no sólo se suba, sino que se profesionalicen de verdad nuestras relaciones internacionales. Chile lo necesita.

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