Este inicio de año escolar nos ha sorprendido tristemente por los casos de bullying o acoso escolar, los cuales sin duda nos han remecido.

¿Qué podemos hacer frente a ello? Primero, desvalidar toda forma de violencia, pues no podemos ver con naturalidad chistes que atacan a otras personas ni tampoco una respuesta desmedida como la que presenciamos en la entrega de los premios Oscar.

También es importante revisar y socializar con nuestros hijos el reglamento de convivencia escolar del establecimiento al que asisten, con ello advertimos que el acoso está sancionado para el agresor y la víctima tiene derecho a recibir ayuda.

Al respecto, se sugiere conversar con los hijos e hijas para generar un espacio de confianza en el que podamos advertir si están en esta situación y, así, iniciar el protocolo descrito en el reglamento. Esta solicitud debe ser siempre por escrito, quedando con nosotros una copia de recepción.

Por su parte, el establecimiento educacional tiene la obligación de iniciar el procedimiento de investigación y reaccionar conforme a la gradualidad de las conductas con la sanción impuesta en el reglamento, y en forma paralela acompañar a él o la agresora con objetivo que supere el fondo del problema.

En el caso que la institución no inicie el protocolo o lo haga en forma distinta al regulado, el apoderado tiene la opción de solicitar a la Superintendencia de Educación su intervención, lo que puede derivar en que se sancione con una multa administrativa al establecimiento.

Al mismo tiempo, quienes somos responsables de niños, niñas y/o adolescentes, podemos iniciar acciones penales si de por medio existen hechos constitutivos de delito, y acciones civiles indemnizatorias por la responsabilidad que le corresponde al establecimiento educacional por no aplicar el reglamento de convivencia escolar. Esta última vía ha tenido acogida en nuestros tribunales ordenando el pago de la reparación civil, demandas que se han confirmado por la Corte Suprema.

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