Mucho se ha discutido sobre las causas y los efectos del cambio climático en su afectación sobre los recursos naturales, entre ellas la sequía y la degradación de nuestros bosques nativos, sin embargo poco se sabe principalmente en Chile sobre cual sería el rol fundamental del suelo para neutralizar el incremento paulatino de dióxido de carbono en la atmósfera, causa directa del calentamiento global.

Para la humanidad el suelo constituye el principal recurso natural que dispone el hombre para generar bienes económicos de naturaleza silvoagropecuaria: alimentos, fibras, madera y combustible. Entonces la vegetación sobre el suelo realiza fotosíntesis capturando el excedente de dióxido de carbono atmosférico, para luego trasladarlo hacia las profundidades del suelo mediante la degradación de la materia orgánica, por parte de los microorganismos, manteniéndose confinado por miles de años, siempre y cuando no exista modificación antrópica de éstos ambientes.

Para el caso de Chile, la falta de políticas públicas específicas, orientadas a la protección del suelo impide su uso y manejo para frenar el calentamiento global. Es posible capturar carbono (CO2) desde la atmósfera y almacenarlo en el suelo, a través de la agricultura de conservación, la forestación y enriquecimiento con especies nativas en espacios naturales y silvicultura urbana, la implementación de estrategias de control de erosión que impidan la pérdida de suelos y desertificación de los ecosistemas, como así mismo la protección de turberas que son los principales reservorios de dióxido de carbono en las regiones de Aysén y Magallanes. Hasta aquí el suelo actúa como un sumidero de carbono.

Pero también es posible que el suelo funcione como una fuente de emisiones de carbono, cuando la vegetación se quema por incendios forestales, o la acción nociva de las quemas agrícolas que debieran prohibirse y el sellamiento de suelos por expansión urbana y proyectos inmobiliarios que reducen la capacidad de almacenaje de CO2 y paralelamente disminuyen la superficie productiva necesaria para la producción de alimentos, éste último una función estratégica de todas las sociedades del mundo, que para el caso de Chile cada día disponemos de menos suelos productivos de buena calidad por competencia con otros sectores económicos y por tanto se requiere en forma urgente una ley de conservación del suelo que resguarde sus funciones ambientales y productivas aquí mencionadas entre otras.

Nuestra sección de OPINIÓN es un espacio abierto, por lo que el contenido vertido en esta columna es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial de BioBioChile