ChatGPT como oportunidad para potenciar el aprendizaje activo

Máquinas entablando conversaciones reflexivas con personas, resolviendo problemas complejos que requieren plantear ideas novedosas o escribiendo ensayos argumentativos. Hasta hace muy poco todo esto era cuestión de ciencia ficción, pero ya no.

Chat GPT, y otras tecnologías basadas en inteligencia artificial generativa, ya igualan o sobrepasan a la mayoría de los seres humanos en pruebas estandarizadas en múltiples disciplinas, tanto en conocimiento específico como en habilidades generales.

Expertos en el desarrollo de tecnologías indican que estamos solo en el comienzo de esta revolución y así lo podemos atestiguar, con decenas de nuevas aplicaciones estrenándose cada semana, capaces de interpretar y crear imágenes, música y video, imitar voces o estilos literarios, asistir a equipos médicos o analizar grandes cantidades de datos en tiempo real y producir resúmenes en segundos, entre múltiples otras tareas.

Igual que con la irrupción de otras tecnologías de la información, desde la invención de la escritura en adelante, estos avances han levantado alarmas sobre los efectos indeseados que pueden producir en el desarrollo de las personas y el porvenir de la sociedad.

La inteligencia artificial generativa, al imitar tan bien el lenguaje natural, nos obliga a preguntarnos qué es lo que nos define como seres humanos y con qué propósito queremos utilizar sus poderosas herramientas.

Tenemos que considerar que estas herramientas ya están disponibles y son de muy fácil acceso. En el contexto de la reactivación educativa, no hay tiempo que perder para aprovechar las oportunidades que estas tecnologías nos ofrecen para potenciar el aprendizaje de los y las estudiantes de forma equitativa y formar también sobre sus riesgos.

Por eso hace poco en el Mineduc presentamos la primera “Guía para Docentes: Cómo usar ChatGPT para potenciar el aprendizaje activo”. Esta guía práctica explica de forma sencilla qué es Chat GPT, cuáles son sus limitaciones, qué debemos considerar para utilizarlo de forma provechosa y responsable, y propone ejemplos específicos para que docentes y estudiantes puedan aprovecharlo como un asistente para potenciar la creatividad, el pensamiento crítico y la metacognición, habilidades que se perfilan como claves en el nuevo futuro.

De este modo, como Mineduc proponemos enfrentar este desafío que conllevan las nuevas tecnologías desde el fortalecimiento de la Ciudadanía Digital, entendida como un conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes fundamentales para que las personas puedan ejercer sus derechos digitales y fortalecer la convivencia democrática, mediante el uso seguro, responsable, participativo, creativo, crítico y reflexivo de las tecnologías digitales, comprendiendo la influencia de éstas en su vida personal y pública a nivel local y global.

Las tecnologías disruptivas, así como todos los avances y desafíos que enfrentamos a nivel global, nos obligan a repensar los sentidos y fines de la educación. Las y los profesores demostraron durante la pandemia su capacidad de adaptación y creatividad, y siempre lo han hecho. Desde la política pública debemos estar alertas y orientar estos procesos, pero también debemos ser capaces de dar espacio para que esa capacidad de innovación y flexibilidad frente a los desafíos emergentes tenga espacio para desarrollarse plenamente en las aulas. En eso estamos trabajando.