Al igual como ha ocurrido tras anteriores grandes tragedias de la historia de la humanidad, en Chile también se hizo necesario homenajear, a través de un lugar conmemorativo, a todos los caídos durante la pandemia del Covid-19 y que ya cuenta con más de 37 mil personas fallecidas, muchas de las cuales ni siquiera pudieron ser despedidas por sus seres queridos.
El memorial está emplazado en el entorno de una fuente de agua de 40 metros de largo, en cuyo acceso principal se levantó la escultura “Beso al Viento”, que no solo quiere honrar a los caídos durante la pandemia, sino también rendir tributo al heroico trabajo realizado por todos aquellos que, desde sus labores esenciales, día a día se enfrentaron al Covid-19, como lo hizo tanto el personal de la salud como el de los cementerios, en la llamada “última línea” en contra de la pandemia, hasta ahora poco reconocida.
El espacio conmemorativo está en el cementerio parque El Manantial en Maipú, uno de los 5 recintos del Grupo Nuestros Parques, que en conjunto ha acogido a cerca de un tercio de los fallecidos por el Covid-19 en la región Metropolitana.
La escultura “Beso al Viento” es una obra de la reconocida artista chilena Maya Estrada, quien buscó representar en un gesto de cariño infinito, que toca a todos quienes partieron y no pudieron ser despedidos, desde el amor y el recuerdo constante e imperecedero.
Rodolfo Vargas, gerente general del grupo Nuestros Parques destacó que con este Memorial “hemos querido honrar a todas las familias de Chile que sufrieron y siguen sufriendo por esta pandemia. En nuestro caso puntual, nos ha tocado acompañar a más de 3.300 familias, las que muchas veces ni siquiera pudieron despedir a sus seres queridos”.
En ese mismo sentido, Rodolfo Vargas agradeció a todos quienes -desafiados por la pandemia- se sacrificaron incluso en lo personal, para que todo siguiera funcionando lo mejor posible, como también fue el caso del personal de los cementerios -desde la llamada última línea- debiendo además contener y brindar apoyo humano a miles de familias.
“Nuestra llamada ‘última línea’ ha estado conformada por un equipo extraordinario de personas que, con admirables entereza y cariñosa entrega, incluso trabajaron durante noches enteras cavando sepulturas, para no fallarles a esas 30 a 40 familias, que diariamente despedían a un ser querido”. Vargas puntualizó que “entonces ellos no tuvieron tiempo de llorar, pese a que les tocó vivir reiteradamente momentos límite, cuando -por ejemplo- intentaron darle dignidad al ritual funerario, en el que muchas veces fueron las únicas personas que pudieron estar presentes. Ellos entendieron que, más allá de sus funciones, debían honrar a esas víctimas que llegaron sin familias ni amigos a su último adiós”.
“Beso al Viento”
“Beso al Viento” es la representación material de ese sentimiento de duelo nacional y de la superación de una crisis que cambió completamente la realidad como la conocíamos. Representa una nueva forma de mirar la vida y recordar a quienes partieron por el Covid-19.
La obra fue ideada y esculpida por la artista y fotógrafa chilena Maya Estrada, quien destaca por realizar un trabajo de construcción y deconstrucción con el granito y la constante exploración de distintas técnicas. De hecho, esta pieza fue rescatada de la precordillera de Santiago, en los causes del Río Maipo, donde nace el viento que finalmente termina por converger sobre una ciudad marcada por la desazón.
La escultora es reconocida por su inspiración en la figura humana para la creación de piezas que representen temas sociales y culturales. Incluso, según expresa ella, “la obra de arte forma parte del progreso de un país y refleja la calidad de vida, su entorno, habla de la sensibilidad, de la capacidad de aceptación, educación y entendimiento de los habitantes”. Esto marca su lazo con las vivencias de la humanidad y la comprensión del contexto actual para plasmarlo en un memorial como este.
En el caso de la obra “Beso al Viento”, expresa Maya Estrada, “se simboliza la conexión entre lo terrenal y lo divino, entre los seres humanos y quienes abandonaron esta tierra, entre la vida y la muerte; un vínculo que permanece invisible e imperceptible al ojo humano, pero de carácter fuerte e infinito. Un beso de despedida para quienes no pudieron ser despedidos, o un gesto de amor y de recuerdo constante a quienes enfrentaron la soledad y la incertidumbre de enfrentarse a una enfermedad inédita”.
A partir de esta pieza artística, aspiramos retomar ese sentido de trascendencia y convertirlo en un recuerdo viviente del legado de quienes se honra. Se trata también de transformar el entorno de donde descansan en un espacio de recogimiento para los deudos, familiares, visitantes y trabajadores del cementerio parque.