Desde que inició la Convención Constitucional, las sesiones y el pleno se han realizado en su mayoría en el ex Congreso Nacional ubicado en Santiago, región Metropolitana, una edificación que alberga sus propias historias.
Secretos que van desde el diseño de su jardín, hasta el tañer de unas antiguas campanas para rememorar a miles de víctimas de un gran incendio en Santiago en el siglo XIX.
El edificio fue la sede que albergó las dos cámaras del Congreso Nacional desde 1876 hasta 1973 y fue declarado Monumento Histórico en 1976. Antes de esa fecha, en el lugar donde hoy se encuentra la carpa de prensa de los medios que cubren la Convención Constitucional, estaba la Iglesia Compañía de Jesús.
Esta última quedó en ruinas tras el incendio del 8 de diciembre 1863, uno de los más grandes en la historia de Chile y que dio paso a la primera compañía de bomberos de Santiago.
“Todas las teorías coinciden en que habían miles de velas que prendieron la vestimenta de los santos (…) se produjo una estampida y la gente no pudo abrir las puertas porque abrían hacia adentro”, explicó Juan Veglia, jefe de Relaciones Públicas de la sede de la Cámara de Diputados en Santiago, quien conoce muy bien la historia del edificio y sus alrededores.
Según reza la placa instalada al lado del monumento donde se emplazan las campanas en la actualidad, el templo religioso estuvo en el lugar entre 1565 y 1631, hasta que quedó en ruinas. Entre los escombros y cuerpos calcinados fueron encontradas las campanas de bronce de la iglesia.
“Algunas fueron llevadas por don Benjamín Vicuña Mackenna al cerro Santa Lucía, otra se fue a una antigua hacienda y tres campanas fueron vendidas para ser fundidas, las compró un comerciante inglés, quien se fijó en las inscripciones y decidió no fundirlas sino que las llevó a su pueblo en Swansea, Inglaterra”, detalló Veglia.
Las campanas estuvieron instaladas en la parroquia del pueblo inglés por varios años, donde incluso se celebraba una misa en homenaje a las víctimas de Chile.
Mientras tanto, en Santiago se erigió una virgen dolorosa en bronce para recordar a los fallecidos en el lugar del siniestro que, según el trabajador del ex Congreso, impactó de tal modo a la ciudadanía que en el siglo XX se tomó la decisión de trasladarla hasta la rotonda frente al cementerio General en Santiago, donde permanece.
En su lugar, se encargó a un escultor italiano una figura en mármol de una virgen piadosa “que no tiene una expresión dramática, no está llorando desgarradoramente por sus hijos que se quemaron en el incendio como la primera”. Esta es la explicación de porqué actualmente se encuentra una imagen religiosa en los jardines de un edificio gubernamental de carácter laico.
Luego del terremoto que sacudió al país en el 2010, la comunidad inglesa se conmovió y decidió devolver las tres campanas a Chile. Una de ellas fue instalada en la 14ª Compañía Compañía de Bomberos ubicada en Providencia; las otras dos fueron colgadas en una escultura de madera realizada por la artista Cazú Zegers, “bastante conmovedora, donde usando clavos se representa a las más o menos dos mil víctimas”.
Pero la tragedia no queda ahí, la estructura estuvo originalmente en la Plaza de la Constitución y cuando fue trasladada al ex Congreso para su inauguración el 8 de diciembre de 2010, ocurrió el incendio de la cárcel de San Miguel que produjo la muerte de 81 reos y dejó otros 16 heridos. Actualmente se encuentra en los jardines de la sede legislativa.
“Ellas cargan una historia trágica y nos la recuerdan con cierta frecuencia”, sostuvo Veglia.
Finalmente, en el año 2018 el Consejo de Monumentos Nacionales y la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Púbicas (MOP) convocaron un concurso para escoger la nueva obra donde serían emplazadas las campanas de forma definitiva.
“Elegía: Homenaje a Yves Klein” de Martin Holmes y Gonzalo Vergara, fue la ganadora, y llama la atención porque se decidió hacerla bajo el nivel del suelo de los jardines, desde donde se escucha “su teñir a las 12:00 pm. Se convoca a la ciudad y con esto se hace un reconocimiento también a las víctimas porque para poder acceder a las campanas hay que descender y bajar a la tierra donde se encuentran los restos de las personas que fallecieron acá”.
“Cada campanada es recordar una historia que trasciende estos patios y muestra la historia de las instituciones que aquí funcionan y hoy día incluyen a la Convención, donde hay gente de todo Chile, de todas las posiciones, de todos los grupos étnicos, los pueblos originarios, de todas las diversidades y todo eso también tiene que ver con esta historia”, finalizó el jefe de Relaciones Públicas de la sede de la Cámara de Diputados en Santiago.