La Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago denunció un grave caso de negligencia médica y posible vulneración a los Derechos Humanos en el interior del Hospital Sótero del Río.

Según informaron, Manuel Avendaño Sepúlveda, padre de un estudiante de la universidad, lleva 90 días luchando por sobrevivir a una serie de negligencias médicas en el recinto médico, tras una operación a un tumor benigno.

Tras esta intervención -que resultó exitosa- y a poco del alta médica, la falta de cuidado y manejo del paciente, la interrupción en exámenes, sumado a una serie de diagnósticos erróneos, provocaron que el hombre ingresara a la UCI del hospital, además de dos infartos cerebrales, siendo desahuciado incorrectamente dos veces.

“(Luego de la operación) Los primeros días en el sector de neurología y neurocirugía, él seguía estable. El médico Paulo Flores señaló que si las cosas seguían así en el plazo de una semana, podría ser dado de alta“, dice el relato entregado por la familia.

Los problemas comenzaron cuando Manuel se sonó la nariz por tener mucosidades. “Botó un líquido negro por la nariz y sufrió vómitos explosivos poco después. Sufre de dolores intensos de cabeza, no se podía ni mover producto del dolor. Sin embargo, el personal médico le suministraba dos paracetamol cada ocho horas, por varios días, siendo que el dolor ni siquiera le permitía levantarse de la cama”.

“Durante los días posteriores empezó a cambiar. (…) Comenzó con una situación de espasmos continuos. Producto de ello, los médicos le practicas escáners, y determinan que se encuentra bien, pero con algo de aire en la cabeza. Le asignan oxígeno por la boca con el fin, según ellos, de eliminar el aire. Pero Manuel siguió empeorando, los espasmos se mantenían”, añaden.

El 19 de julio fue el día en donde Manuel comenzó a perder la conciencia. Tras examinarlo, un doctor comentó que el paciente pasaba por un shock séptico, por lo que decidieron llevarlo a la UCI, aunque con una demora de tres horas, ya inconsciente y con la presión muy baja.

Tras una semana en la unidad, el informe médico fue lapidario. “Aún no logra despertar, realizamos un examen para evaluar su cerebro y está absolutamente infartado, por lo cual su estado actual es incompatible con la vida. (…) Él va a morir“.

“A mi padre lo desconectan de todo, le cortaron el tratamiento de antibióticos para la septicemia, le sacaron el ventilador mecánico y le conectaron un tubo para respirar con soporte de oxígeno. Lo trasladan desde el sector intensivo al rincón del sector intermedio, donde había basureros con deposiciones”, añade.

Durante esa madrugada y mientras sus familiares se despedían, “Manuel abrió los ojos”, dijo su hijo. “El neurocirujano Paulo Flores -quien regresaba de vacaciones-, dijo que él lo había dejado sano y muy bien, nos hizo reunirnos en el sector UPC y nos comentó que el panorama había cambiado. Inexplicablemente la situación de su cerebro está mejor que ayer, él no tiene todo el cerebro infartado, pero que sí tiene un infarto frontal y otro lateral, y que en esas condiciones, en el mejor de los casos, si lograba sobrevivir, había una posibilidad verdadera de neurorehabilitación. Les doy a elegir: lo reconectamos a medicamentos, o lo dejamos morir. Decidimos continuar“, relata.

Pese a algunos avances que la familia había notado en Manuel, el doctor Patricio Riquelme, les informó el 9 de agosto en el informe médico que el día anterior se le había practicado un nuevo escáner, revelando nuevamente que el “todo el cerebro estaba infartado y que se encontraba en estado vegetativo. En la mañana tuvimos una reunión con el jefe de la UPC y se decisión que si Manuel necesita reanimación, no se le suministraría, si él requiere ventilador mecánico, no se le suministraría. Comentó que era una decisión que ellos (la junta médica) habían tomado”. La familia se negó a firmar el documento, hasta hablar con el doctor Flores, quien negó todo lo dicho por Riquelme.

Por esto, la familia decidió presentar un reclamo a través de la oficina OIRS. Como respuesta, el director del hospital, Claudio Farah, aseguró que se realizará un sumario interno para detectar posibles fallas.

El 16 de septiembre, desde el centro asistencial le informaron que se estaba gestionando una cama para Manuel en el hospital San José, a lo cual se opuso y presentó un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones de Santiago, el que fue acogido, amparado en el artículo 19 número 1 de la Constitución: El derecho a la vida, respeto a la honra y reconocimiento de su integridad.

En paralelo, la familia hizo contacto con el Instituto Nacional de Derechos Humanos, quienes apoyarán en oficiar ante el Ministerio de Salud, por la posible violación a los derechos humanos del paciente.

Lee el fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago.