Sin aviso previo y bajo estrictas medidas de seguridad, Gendarmería llevó a cabo ayer un operativo de traslado de 90 mujeres que estaban detenidas en el antiguo Centro Penitenciario Femenino (CPF), ubicado en el camino a San Clemente, y que fueron reubicadas en el excentro cerrado de menores de Talca.

Fue cerca de las cuatro de la tarde cuando comenzó el despliegue de cerca de una docena de carros de Gendarmería y tres minibuses, los cuales llegaron hasta el amplio patio enrejado del ex Centro de Internación Provisoria (CIP-CRC) para adolescentes, ubicado en la Avenida San Miguel, casi al llegar al cruce Las Rastras.

Allí se desplegó una dotación de cerca de medio centenar de funcionarios de Gendarmería, liderados por la Unidad de Servicios Especiales Penitenciarios (USEP), cuyo personal portaba armamento largo, cascos antibalísticos, trajes antivandálicos y antibala, además de perros entrenados en el ataque y control de personas.

Con todo este equipamiento, poco antes de las cinco de la tarde, los gendarmes se dirigieron hasta el antiguo CPF femenino, con escolta de personal de Carabineros y de la PDI, incluyendo el sobrevuelo del helicóptero policial que tiene su base y hangar en el aeródromo de Panguilemo, en la ruta Cinco Sur.

Dos horas más tarde, la comitiva avanzó incluso contra el tránsito para retornar de manera más expedita al excentro cerrado, ya que en fecha reciente, los menores que allí estaban detenidos fueron reubicados en el nuevo centro construido en San Clemente. En el traslado, según versiones policiales, no hubo incidentes.

Así las cerca de 90 mujeres, todas vistiendo chalecos amarillos de imputados o condenados, fueron ingresadas a la unidad penal. El recinto había sido adaptado para estos fines y, según fuentes de Gendarmería, tendría una capacidad para poco más de cien personas, lo cual permitirá mejorar la segregación entre las imputadas y condenadas.