Ayer domingo nacieron siamesas que comparten corazón, -Wesny Antonella y Emely Estefany Barría González-, en el Hospital Regional de Talca. Esto, pese a que la joven madre realizó un llamado a las autoridades para que su embarazo sea atendido en un centro especializado, luego que los médicos le comunicaran que “no hay posibilidad de vida” para las bebés.
A Pamela González de 17 años y oriunda de Parral, se le diagnóstico un complejo escenario cuando asistió al centro asistencial de Curicó para realizarse su primera ecografía. En la instancia le comunicaron que su embarazo gemelar afrontaba una monocorial monoamniótico, es decir, dos bebés unidos desde el pecho hasta el estómago.
Frente al pronóstico, Pamela junto a su pareja Jordi Barriga, esperanzados decidieron continuar la gestación con apoyo ginecológico y psicológico, ya que la esperanza de vida para las menores, fue escasa desde el anuncio de los doctores. “No hay posibilidad de vida”, fue el pronostico médico, cuenta el padre.
Es así como este domingo se comunicó el nacimiento de las niñas, quienes se encuentran bajo exhaustiva observación médica en el Hospital de Talca.
El padre de las bebés declaró horas después del parto que las niñas “quedaron en observación médica, pero sin máquinas. Están viviendo naturalmente, están sanitas, son unas bebés normales”.
Los doctores le explicaron a los progenitores que no se puede estimar un periodo de vida para las siamesas, y -contó Jordi- les nombraron como ejemplo a las bebés que nacieron unidas en Curicó, las que vivieron por seis meses.
“Pueden vivir unas horas, días, semanas, meses”, relata Jordi aún con emoción, ya que manifiesta “una sensación difícil, pero estamos felices porque nos hicieron papás”. Además el joven padre sostuvo que “siempre estaré ahí para lo que se viene (…) La naturaleza tiene que destinar acaso seguirán viviendo”.
González admitió que “nada se sabe” en cuanto a la situación de ahora en adelante, pero sin embargo “uno guarda las ansías de que ocurra un milagro”, finalizó.
