Tras varios meses de incertidumbre a causa del covid-19, la primera cafetería inclusiva de Concepción reabre sus puertas al público para asegurar puestos de trabajo a personas con síndrome de Down.

Se trata de la Cafetería 440, obra social del Arzobispado penquista y de la Fundación Laudato si’ que se vio fuertemente afectada por la crisis sanitaria.

El recinto ubicado en Cochrane 440 de Concepción espera dejar atrás los complejos momentos y reactivar su actividad social. Para eso fue fundamental el avance a Fase 3 del Plan Paso a Paso y la disminución de las cifras de contagios en la comuna y la región.

De esta forma, con un aforo reducido, la habilitación de terrazas y el cumplimento estricto a las normas sanitarias, volvieron a encontrarse presencialmente con sus clientes y a otorgar un servicio de calidad.

Si bien sus anfitriones, Roberto y Matías, debieron dejar de asistir a las dependencias para evitar un posible contagio de covid-19, el funcionamiento de la Cafetería es fundamental para asegurar sus puestos de trabajo.

“Siempre preguntan cuándo volverán a trabajar. Para ellos es muy importante mantener su autonomía e independencia, porque el trabajo forma parte de la vida humana“, destacó el arzobispo de Concepción, Fernando Chomalí.

Por su parte, Marcela Fuentealba, presidenta de la Fundación Laudato si’, afirmó que “nunca hemos perdido contacto con Matías y Roberto, y ellos han seguido recibiendo su sueldo. La relación laboral nunca se ha cortado”.

También explicó que “teníamos que tener un especial cuidado con ellos, por su estado de salud y porque son nuestros trabajadores estrellas. Por ellos también estamos impulsando de nuevo la Cafetería para seguir existiendo y para que cuando vuelvan estos jóvenes tengan su fuente de trabajo funcionando”, agregó.

Revertir números rojos

Durante las constantes e intermitentes cuarentenas, han funcionado bajo la modalidad de delivery, lo que representa una disminución en sus ingresos, por eso están tan optimistas con el desconfinamiento.

“Estábamos al borde de la quiebra”, reconoció el arzobispo, quien detalló que están realizando una importante campaña en redes sociales para que más personas conozcan el lugar.

Complejo escenario que fue corroborado por Marcela Fuentealba, quien afirmó que estaban “siempre con números rojos, a un grado que no se sostenía la cafetería, con recursos limitados y con el temor de no saber si íbamos a poder seguir adelante”.

Saben que no es sencillo revertir esas cifras, por eso han reactivado sus redes sociales para transmitir tranquilidad a eventuales futuros clientes. A diario comparten diferentes capturas presentando las instalaciones y el cumplimiento de las normas sanitarias.

La estrategia ha dado buenos resultados. “Hemos tenido una respuesta maravillosa, la gente ha sido muy generosa y estamos muy optimista con lo que se viene. Agradecemos profundamente a la comunidad penquista por el apoyo que nos han brindado. A nosotros nos mueve el proyecto social y seguir siendo una fuente laboral para nuestros hermanos con síndrome de Down”, reforzó Fuentealba.

Inclusión real

Chomalí destacó la importancia de mantener vigentes las iniciativas impulsadas por el Arzobispado, como la Cafetería 440, la Lavandería 21 y el invernadero Simón de Cirene, porque reconoció que “si nosotros no le damos trabajo, no se lo va a dar nadie”.

Asimismo, calificó de insuficiente la ley de Inclusión e indicó que el país está muy atrasado en la materia. “Estas no son iniciativas nuevas, se desarrollan en varias partes del mundo, pero acá aún no se entiende que el trabajo y el desarrollo personal es un derecho”.

De igual forma, indicó que buscan demostrar que no todo se puede medir con resultados económicos, sino también evidenciar que “hay proyectos que tienen rentabilidad 100% social, como es apoyar a los jóvenes con discapacidad”.

Misma perspectiva que tiene la presidenta de la Fundación Laudato si’, al asegurar que “no buscamos tener grandes números, pero sí tener un buen servicio. Queremos que la gente se sienta cómoda, que sea un lugar familiar, donde estén presente desde jóvenes a adultos mayores”.

En esa misma línea, a través de sus redes sociales, Chomalí destacó que “tomar café ahí (en la Cafetería 440) es dar trabajo”.

Según detalló el representante de la Iglesia Católica en Concepción, entre el arzobispado, la Cafetería 440, Lavandería 21 y el invernadero Simón de Cirene emplean a 30 jóvenes con síndrome de Down, ofreciendo una inclusión total y efectiva.

Para finalizar llamó a la comunidad a abrazar la causa y hacerla propia para otorgar mayores oportunidades a las personas con discapacidad.