8.014 piezas y casi 31 años de funcionamiento. Así podría resumirse la historia del Museo Stom de Chiguayante, en un legado que pretende sobrevivir en el tiempo de la mano de su fundador.
Creado el 11 de noviembre de 1988 por Tomás Stom, en la actualidad el recinto dejó de lado su calidad de privado, pasando a formar parte de una fundación cultural que lleva al nombre de su creador. Todo con el objetivo de concretar un comodato con diversos centros y organizaciones culturales de la zona, para que alberguen parte de las colecciones con un gran valor patrimonial presentes en el museo.
El primer paso para alcanzar dicha meta se está llevando a cabo en Lota, ciudad donde -en palabras del propio Tomás Stom- se pretende instalar un museo interactivo, cuyo foco será la cerámica emblemática confeccionada allí.
“Le cerámica de Lota la idea es que se vaya allí, donde existirá un museo interesantísimo (…) Donde se le va a enseñar a las mujeres de Lota a hacer la misma cerámica y a tener las mismas técnicas”, enfatizó Stom, añadiendo que las cerca de mil piezas de este tipo -pertenecientes al espacio ubicado en Chiguayante- serán la base de su funcionamiento.
En efecto, será una extrabajadora de la fábrica de cerámica de la comuna minera quien se encargue de traspasar su conocimiento para recuperar una tradición casi perdida, esto en un espacio -de dos pisos- donde se fabricarán replicas para su posterior comercialización y así -además del valor cultural- dar trabajo a un treintena de mujeres.
Al respecto, Bernabé Carrasco Sánchez, presidente de la Fundación Cultural Tomás Stom Arévalo, aseveró que el nombre del museo será Isidora Goyenechea, apuntando además que “el proyecto ahora entra a otra etapa de revisión, para postular este año a la etapa de construcción”.
“Este comodato va a estar de acuerdo a una administración que nosotros vamos a realizar y en la medida que ellos tengan espacio, nosotros vamos a ir cediendo las piezas o las vamos a ir cambiando”, especificó Carrasco en relación a la dinámica con la que pretenden trabajar, agregando que la inauguración se proyecta para fines del próximo año.
Eso sí, la iniciativa de Stom para resguardar su legado es mucho más ambiciosa, manifestando que “tenemos mucho interés de hacer el museo del jinete chileno en Chiguayante, que abarca tanto al jinete campesino como al mapuche”.
“Hay hermosas piezas, cabezales de plata y cosas maravillosas que tenemos que conocer, ya que nos convertimos completamente en citadinos, los niños ya no conocen ni a los caballos, por lo ver a un jinete en todo su esplendor es hermoso”, agregó.
A su vez, Bernabé Carrasco explicó que ya están en conversaciones con otros municipios para poder mostrar y poner en comodato lo que es la platería mapuche, indicando que el objetivo es “hacer un museo extensivo, que sea descentralizado”.
En esa misma línea, señaló que buscan que se “mantenga el (museo) de Chiguayante como la unidad central, pero ir a diferentes localidades que estén interesadas en conservar este patrimonio, mantenerlo y poder generar este núcleo nuevo de aprendizaje y educación (…) Esa es la nueva mirada que nosotros tenemos, un museo de encuentro, comunitario y social”.
Historia y espacio
“Se empezaron a juntar las piezas para el museo hace más de cincuenta años. Yo llevo en la parcela 52 años“, apuntó Tomás Stom, expresando que con el paso del tiempo su colección -que abarca platería y textil mapuche, cerámica de Lota y Penco, además de carruajes e instrumentos; entre otros- no hizo más que crecer, llevándolo a tomar la decisión ya señalada para lograr resguardar su legado.
Si bien ahora el recinto es bastante conocido, en un inicio eran pocos los que podían apreciar el interior del museo.
“No pensaba en abrirlo al público, sino que los amigos querían ir a ver las piezas”, señaló Tomás, expresando que dicha dinámica resultaba muy desgastante, optando por dar luz verde a la apertura.
En la actualidad, el recinto cultural cuenta con más de 240 vitrinas para albergar las diversas colecciones, mientras que por medio de un proyecto en conjunto con el Ministerio de las Culturas se llevó a cabo un catastro de las piezas para analizar su estado y calidad.
Si bien el número de éstas supera las ocho mil, el propio Tomás Stom indicó que hay otras cinco mil piezas en bodegas, las que también deben ser revisadas, por lo que su ya emblemático patrimonio cultural aún puede seguir viendo la luz.
“Es lógico que uno sabe que le queda poca cuerda, entonces para que la cuerda haya dado estos frutos (la idea) es que esto permanezca”, enfatizó Tomás.
Eso sí, su reflexión no se detuvo allí, sentenciando que “a veces he pensado dejárselo a mis hijos pero no, para eso se hizo la fundación, entonces la idea es que esto perdure, que esto permanezca y que cuando yo me vaya esto continúe”.
