A dos años de la muerte de Diego Guzmán y Exequiel Borbarán, los estudiantes universitarios que fueron baleados en el centro de Valparaíso mientras se desarrollaba una marcha por la educación, la fiscalía local decidió cerrar la investigación del caso.

El único imputado en la causa se mantiene en prisión preventiva desde el día de los hechos, mientras que los familiares y amigos de las víctimas exigen justicia.

Decisión que fue tomada luego de dos años de diligencias y pericias que establecieron que ambos universitarios habrían fallecido por el impacto de una sola bala, la que presuntamente fue percutada por un joven, identificado como Giusseppe Briganti, que -según la defensa- intentaba defender a su padre de un grupo de manifestantes.

Tras la audiencia, la madre de Diego Guzmán, Alicia Farías, pidió justicia y comentó que aún no superan la situación.

La fiscal del caso, Mónica Arancibia, adelantó la acusación que hará el Ministerio Público y que se basa en que fue un sólo proyectil el que se disparó ese día 14 de mayo del 2015.

En tanto, el abogado defensor de Briganti, Miguel Alfaro, confirmó que su representado declarará en el juicio oral que se iniciará en su contra.

Paralelo a la audiencia, un grupo de personas de las Juventudes Comunistas se congregó en el exterior del Tribunal de Garantía de Valparaíso para manifestar el apoyo que se le ha entregado a la familia, mientras se está a la espera de que inicie el juicio oral el que podría comenzar entre julio y agosto de este año.