San Juan de la Costa mantiene una constante lucha para dejar de ser una de las comunas mas pobres de Chile. Sin embargo sus autoridades aseguran que la llave para el principal motor de despegue es su propia gente.

Es una de las comunas mas jóvenes del país, tras la firma del decreto ley que la creo el 26 de octubre de 1979 permitiendo su emancipación de Osorno, atendiendo su gran extensión territorial y que necesitaba de autoridades propias por la urgente necesidad de allegar recursos.

San Juan de la Costa es sinónimo de la etnia huilliche o gente del sur, que mantienen sus raíces resistiéndose al abandono de su cultura, tradiciones y formas de vida que nada tienen que ver con la de los “no mapuche” o huincas, como les denominan aunque a veces sumando la connotación de “usurpador” cuando se sienten amenazados.

Con sus más de 7 mil habitantes, el territorio costeño tiene 1.500 kilómetros cuadrados que guardan enormes riquezas naturales por un trazo de cordillera inexplorada donde especies arbóreas nativas se traducen en un bastión de la biodiversidad, eso si cada vez más amenazada, por montañas que hoy cuentan con follajes matizados con el verdor de Eucaliptus y pinos, que para muchas comunidades están secando cursos de agua.

Un 17 de diciembre de 1980 se inaugura la municipalidad de San Juan de la costa en Puaucho, donde se planifican acciones para sacar del letargo a un territorio con 5,7 habitantes por kilómetro cuadrado y donde el Indice de Desarrollo Humano reflejan que hay un 60% de adultos mayores y cuyas variables de estudios, salud e ingresos confirman la pobreza.

En esta comuna, el nivel promedio de escolaridad es de octavo básico y con una población envejecida su per cápita en salud es siempre escaso.

Pero en términos de ingresos hay un punto de inflexión teniendo la actividad forestal como punta de lanza, luego la agricultura familiar campesina y un incipiente turismo, especialmente en su borde costero.

Sin embargo nada sirve si no hay caminos de acuerdo al presidente del consejo de comunidades de la parte sur de esa comuna, Jorge Naguil.

Preocupación constante en sus habitantes es la intención de adquirir derechos de aguas por particulares o empresas, reflejado en la fiebre que desató en su momento el fallido proyecto HidroAysén que abrió el apetito para construir mini centrales que se sumarían a la carretera eléctrica lo que no prosperó, llegando en su minuto a contar con 60 solicitudes de concesión.

Sin embargo para Patricio Cancino Maichin, presidente del consejo de comunidades indígenas del sector norte de la vecina comuna, las intenciones de privados persisten pero deben tener claro que defenderán las zonas sagradas ligadas a la tierra y el agua.

El actual alcalde Bernardo Candia, dijo que el Estado tiene una deuda con los habitantes de su comuna, pero también es su propia gente que tiene un potencial para mejorar su calidad de vida dejando de lado el asistencialismo.

San Juan de la costa no solo es playa, es cordillera, cultura mapuche Huilliche que por un lado quiere el desarrollo pero respetando su cosmovisión con la figura de su divinidad, reflejado en el intermediario ante los espíritus a través del abuelo Huentellao al que piden para que la ñuke mapu o la madre tierra sea generosa en la cosecha de su prosperidad.