Tras la visita de los enviados papales, Charles Scicluna y Jordi Bertomeu, los Laicos de Osorno aseguraron que se marcó un antes y un después en el movimiento por las denuncias de abuso sexual en la Iglesia Católica.

Desde la agrupación señalaron estar en un proceso de reflexión, lo que implica compartir sus experiencias con otras diócesis del país.

La misión de Scicluna y Bertomeu era recoger el descontento existente, en aquel entonces, por la permanencia de Juan Barros Madrid como obispo y elaborar un informe para el Vaticano.

Mario Vargas, vocero de los Laicos de Osorno, indicó que la agrupación, tras sentir la indiferencia de la jerarquía eclesiástica, recibió el perdón del mismo Papa Francisco por ser llamados “tontos y zurdos”, y sostuvo que dicha unión podrá facilitar el proceso de denuncia de otros abusos.

En ese contexto, el vocero osornino confirmó encuentros con los símiles de las diócesis de Concepción y Chillán, en agosto, para así unirse con otros laicos e instar a tener un rol más activo en materia de denuncias. “No nos vamos a callar”, afirmó.

Además, Vargas señaló que se reunirá con el sacerdote jesuita Larry Yévenes, encomendado por los emisarios papales para recopilar acusaciones de abusos dentro de la Iglesia. Según el vocero, estos casos están ocultos en Osorno, pues las presuntas víctimas no encontraron acogida en su búsqueda de justicia.

A futuro, Vargas no descartó que, así como en Chillán y Concepción, se produzcan nuevas instancias con otras diócesis, para generar un trabajo conjunto en la idea de lograr transparencia dentro de la Iglesia Católica.