Las discrepancias dentro de la diócesis se mantienen más fuertes que nunca entre los laicos de Osorno, a una semana de la llegada de los enviados especiales del Vaticano: el arzobispo de Malta Charles Scicluna y el sacerdote español Jordi Bertomeu.

Mario Vargas, vocero del movimiento laico que exige la salida del obispo Juan Barros, expuso que el sacerdote Peter Kliegel le solicitó a la agrupación su presencia en una mesa de diálogo, para generar un esfuerzo de paz antes de la llegada de los enviados papales.

Si bien reconoce que Kliegel tiene las mejores intenciones para unir a una diócesis dividida, aún no están dispuestos a dialogar si no se han eliminado las asperezas que han surgido por la permanencia de Barros durante los últimos tres años.

Vargas apuntó a que existen integrantes de la diócesis de Osorno que quieren mostrar una buena imagen de la Iglesia Católica local, aún cuando éste no es el panorama que vive la institución eclesiástica.

En tanto, José Manuel Rosas, representante de los fieles cristianos de Osorno, manifestó que se desarrolló una comisión convocada por la santa sede, en la que el movimiento de laicos estuvo invitada, sin embargo, se ausentó.

Asimismo, afirmó que ellos como fieles participarán en las instancias que sólo convoque el Vaticano, no así de las reuniones que pretenda citar la diócesis local.

Radio Bío Bío se comunicó con el sacerdote Walter González para tener una respuesta en torno a esta situación, sin embargo, no hubo respuesta de posibles reuniones internas que se realizarían, previa a la visita de los enviados del Vaticano.

Para el próximo jueves 14 de junio se espera la presencia de Scicluna y Bertomeu en Osorno, con el fin de solventar los problemas que mantiene la Iglesia y por el controversial caso del obispo Juan Barros, quien es sindicado como el posible encubridor de Fernando Karadima.