Con positivismo observa el intendente Leonardo de la Prida el futuro de la pesca y la salmonicultura tras el fenómeno de la marea roja, que desató una verdadera catástrofe desde comienzos de año y sobre el cual ya se ha entendido que será de carácter permanente en la zona.

En un primer término, analizó el informe que reveló los resultados de la investigación independiente que realizó la ONG Greenpeace en Chiloé, que evidenciaba la postiva vinculación del vertimiento de toneladas de salmón muerto en alta mar con el afloramiento de la toxina paralizante.

De acuerdo al jefe regional, no hay mucho de nuevo en el estudio de la ONG, enfatizando en que los resultados del estudio encargado por el gobierno también vienen de un cuerpo de científicos independiente.

Ahora bien, respecto a la marea roja en sí, De la Prida sostuvo que más allá de dramatizar el tema, hay que entender que las floración de algas es algo que será permanente en el futuro, pues quedarán sus rastros, los que dada las condiciones climáticas podrían desatar nuevamente el fenómeno, por lo que hay que adaptarse para prevenir efectos negativos mayores, sobre todo en la pesca artesanal y la miticultura.

La situación de la salmonicultura es otro tema a analizar, al ser el principal sector económico de la región de Los Lagos, cuestionado e incluso responsabilizado de la marea roja por grupos independientes, desde pescadores artesanales, sindicatos y hasta ONG como Greenpeace.

Y es que con la crisis de la marea roja, salió a flote la utilización de antibióticos aplicados durante la producción de salmones, proceso que sería visto de mala forma en el extranjero, el principal mercado de las empresas transnacionales de la región de Los Lagos.

De hecho, hay artículos de prensa donde representantes de la industria solicitaban al Estado regular de mejor forma el rubro, para evitar que la producción chilena siga siendo desplazada por la noruega, por ejemplo.

De La Prida sostuvo que la industria salmonera de Los Lagos tiene la suficiente cantidad de recursos para enfrentar el mercado internacional, aún cuando reconoció que falta invertir en publicidad.

De todas formas reconoció que la industria debe ser regulada, reduciendo la cantidad de toneladas producidas, bajando a las 600 mil por año, entendida dicha cantidad como de equilibrio para mantener un precio competitivo en el mercado internacional.